Respuesta al desafío nacionalista

Editorial, ABC, 23/8/12

Las declaraciones de Sáenz de Santamaría revelan que el Gobierno es consciente de la gravedad del órdago nacionalista al que, en plena crisis financiera, se enfrenta el Estado

LA pésima herencia que el PSOE dejó al Ejecutivo actual no afecta solo a una crisis económica a la que el equipo de Rajoy ha dedicado sus esfuerzos casi en exclusiva. En efecto, Rodríguez Zapatero alentó de forma irresponsable una escalada autonomista que, a través de reformas estatutarias y gestos inauditos hacia el nacionalismo, genera ahora serios problemas para el modelo territorial establecido por la Constitución. En este contexto, resulta lógico que Soraya Sáenz de Santamaría manifestara ayer que al Gobierno le preocupa «muchísimo» un eventual triunfo de las opciones independentistas en las elecciones autonómicas del País Vasco, adelantadas por Patxi López al próximo 21 de octubre. A este episodio debe sumarse el desafío permanente de Artur Mas con su reivindicación de un «pacto fiscal» que resulta literalmente imposible por razones financieras, pero también políticas y jurídicas. A lo largo de las dos anteriores legislaturas, ABC ya advirtió reiteradamente sobre las nefastas consecuencias de una política de falsos compromisos con unos nacionalistas radicales que, por definición, son imposibles de contentar si se defiende como es debido el marco constitucional. Por eso Rajoy debe ser ahora contundente en cuanto a la defensa sin matices de la soberanía nacional y de los principios constitucionales de unidad, autonomía y solidaridad.

Las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno son fiel reflejo de que el Gobierno es consciente de que deberá afrontar con energía un desafío particularmente complejo en la actual coyuntura económica, escenario cuya gravedad y dimensiones le han impedido hasta el momento reaccionar ante este órdago nacionalista. La eventual formación en el País Vasco de un Ejecutivo abertzale pondría en marcha una nueva versión —probablemente agravada— del «plan Ibarretxe». La amenaza de CiU sobre una consulta popular, por su parte, abre en Cataluña otro escenario de confrontación soberanista. Cuando más falta hace ofrecer a los mercados y la UE una imagen de coherencia y unidad, los nacionalistas expresan su versión más insolidaria y egoísta, con la que pretenden sacar provecho de las dificultades en contra del interés general de España. Es imprescindible actuar con la máxima firmeza y exigir al PSOE que deje de jugar a la ambigüedad en un asunto determinante para el futuro de la nación. La voluntad mayoritaria de los ciudadanos respalda al Gobierno en el ejercicio de su deber de cumplir y hacer cumplir la Norma Fundamental como expresión del único poder constituyente, cuyo titular en exclusiva es el pueblo español.


Editorial, ABC, 23/8/12