- La bandera de quien tanto les abrigó, ahora parece que les da frio. Y no es extraño, porque esa bandera juzgará al honorable Pujol y a todos los del 3%
La portavoz de JxCat en el Congreso, Miriam Nogueras, retiró una bandera de España antes de dar una rueda de prensa en la Cámara Baja. Nogueras explicó durante su comparecencia en la sala de prensa del Congreso que decidió retirar «un poquito» la bandera de España «porque estaba muy cerca» y la europea «queda muy chula«. «Me representa mucho más esta bandera«, ha señalado. Hay que ser ignorante para desconocer que una de las estrellas de la bandera europea es la que simboliza a España.
La bandera de España simboliza la nación; es signo de la soberanía, independencia, unidad e integridad de la patria y representa los valores superiores expresados en la Constitución, y parece una gran injusticia que quienes dicen representar a Cataluña aparten la bandera de la nación que les amparó durante los dos últimos siglos para que su obsoleta industria no desapareciera como consecuencia de la competencia exterior. En su diario Memorias de un turista de 1938, Stendhal, en su viaje a Barcelona, escribió: “Los catalanes quieren leyes justas a excepción de la Ley de Aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar por ejemplo paños ingleses, que son excelentes y que cuestan un franco la vara”. Stendhal, seguía con lo siguiente: “El arancel proteccionista implantado por los gobiernos de España, en atención a la perpetua queja de la industria catalana ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y de peor calidad que el inglés”.
Este nacionalismo español que tanto se critica ahora, era el que benefició a la industria catalana que era obsoleta y nada competitiva
Cataluña va acumulando más y más como consecuencia del proteccionismo del nacionalismo español. Pero no solo ese proteccionismo se basó en el mercado interior. Cuba, Puerto Rico y Filipinas fueron los mercados que la industria textil catalana eligió para poder hacer frente a una oferta no competitiva que necesitó del apoyo de las leyes proteccionistas españolas. Y así se hicieron la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas y el Régimen Arancelario de las Colonias, las conocidas como leyes antillanas. Esas leyes obligaban a que todo el textil, o todos los productos provenientes de otros sitios que no fuera la metrópoli, estaban gravados con un 46%, frente al 11 % que estaban gravados los productos que se fabricaban en España, en Cataluña.
Eso hizo que todo el mundo tuviera que pagar mucho más caro, lo que provocó la insurrección de la incipiente burguesía cubana que no estaba dispuesta a arruinarse como consecuencia del proteccionismo y nacionalismo español con la industria textil catalana. El resultado fue la pérdida de esas colonias, lo que provocó la encendida y dura crítica de los industriales catalanes que pensaban que la torpeza del gobierno de Madrid había hecho que perdieran su mercado cautivo y protegido por el nacionalismo español. Este nacionalismo español que tanto se critica ahora, era el que benefició a una industria que era obsoleta y nada competitiva.
No en vano, el general golpista hizo el pronunciamiento militar desde la Cámara de Comercio de Barcelona rodeado de industriales catalanes
En el siglo XX, con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, llegaron más ventajas competitivas para Cataluña. No en vano, el general golpista hizo el pronunciamiento militar desde la Cámara de Comercio de Barcelona rodeado de industriales catalanes. La política arancelaria constituyó otro estímulo para el desarrollo industrial catalán. La dictadura hizo suya la idea proteccionista de la burguesía industrial con la Ley de Protección Industrial, convirtiendo a España en un espacio económico cerrado; no podía instalarse ningún tipo de industria que viniera de fuera.
Llegó Franco, y su victoria en la Guerra Civil. Las manifestaciones de gratitud hacia el régimen de la dictadura de Franco se repetirían durante los primeros años cuarenta en todas las organizaciones patronales catalanas. Así por ejemplo, el presidente del gremio de fabricantes de Sabadell, durante la visita de Franco a la ciudad con motivo del tercer aniversario de su victoria, llamaba a los industriales a: «mostrar toda nuestra gratitud imperecedera al salvador de España, recordando que después de Dios, es al Generalísimo Franco y a su valeroso Ejército a quienes debemos la terminación de nuestro cautiverio y la conservación de nuestros hogares y la recuperación de nuestro patrimonio industrial». Pueden leerlo esto en el libro de Carmen Molinero de la Universidad de Barcelona, Los industriales catalanes durante el franquismo.
La fábrica de SEAT, cuando la FIAT decide instalar una fábrica de coches en España, ¿dónde decide el régimen dictatorial que se instale? ¿En Extremadura, en Andalucía? En Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92; alguien puede pensar que eso fue una cosa del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalidad, pero eso fue una política Estado, y con el dinero de todos se hizo ese plató que tuvo gran eco universal y transformó Barcelona y que le dio una imagen en el mundo.
La bandera de quien tanto les abrigó, ahora parece que les da frio. Y no es extraño, porque esa bandera algún día juzgará al honorable Pujol y a todos los del 3%. De eso hablaremos otro día.