EL CORREO 03/01/13
Han sido eliminadas de dependencias de Bilbao, Eibar, Tolosa, Zumarraga, Beasain y algunos edificios de Erandio.
BILBAO. Trabajadores adscritos al área de Recursos Generales del Departamento de Seguridad retiraron a lo largo de la jornada de ayer las banderas españolas que ondeaban en el interior de diversas comisarías de la Ertzaintza. Apenas dos semanas después del relevo político en la consejería, la eliminación de estas enseñas se registró, al menos, en las dependencias policiales de Tolosa, Beasain, Eibar, Zumarraga, en la de la plaza Zabalburu de Bilbao y en varios edificios de la macrocomisaría de Erandio. Uno de los estandartes colocado en el patio exterior de las dependencias de Erandio volvió a ser repuesto en su mástil pocas horas después.
En medio de un ambiente de confusión sobre lo ocurrido, portavoces del Departamento atribuyeron la supresión de esos distintivos a un «malentendido» en las comunicaciones internas sobre qué se debe hacer con las banderas. Los mismos medios insistieron en que no existe ninguna orden específica de la consejera, Estefanía Beltrán de Heredia, y recalcaron que esta cuestión «no es una de las prioridades» del nuevo equipo de gobierno. Además, apuntaron que el Ejecutivo cumple la normativa en materia de banderas y símbolos.
La colocación de la enseña española –junto a la ikurriña, la europea y la de la propia Policía vasca– en los recibidores de entrada a las instalaciones de la Ertzaintza fue una de las primeras medidas que adoptaron los socialistas poco después de asumir la dirección del antiguo Departamento de Interior, a mediados de 2009. En un gesto cargado de simbolismo, el entonces consejero Rodolfo Ares ordenó en un primer momento que se colocase en la Academia de Arkaute para cumplir una sentencia del Tribunal Supremo que, en 2007, obligó a colocar el blasón en el centro académico. Aquella decisión, a la que siguió la instalación de mástiles en numerosas dependencias policiales, se produjo días después de que Ares recibiera el relevo de manos de su predecesor en el cargo, Javier Balza.
Aquel acto estuvo marcado por la polémica. Responsables de Arkaute, dirigida entonces por Guadalupe Camino, comunicaron que no había banderas españolas disponibles para el evento, lo que obligó a los socialistas a llevar otra desde Ajuria Enea para «cumplir con la legalidad». Se da la circunstancia de que la exresponsable de la academia con el PNV ha asumido en esta nueva etapa la dirección de Gestión Económica e Infraestructuras, que depende de la viceconsejería de Administración y Servicios que encabeza Joseba Iñaki Gurtubai.
Un «malentendido»
Según explicó un portavoz de Seguridad, durante la jornada de ayer se produjo una comunicación en clave interna para decidir qué hacer con las banderas que el Ejecutivo socialista había colocado en el interior de las comisarías y en distintas instalaciones gubernamentales. A partir de ese momento, trabajadores del área de Recursos Generales se desplazaron por diversos recintos para retirar los símbolos. También se quitaron las que ondeaban en los edificios y en el patio exterior de la macrocomisaría de Erandio. Esta última fue devuelta horas más tarde, cuando la noticia de su desaparición ya había saltado a los medios de comunicación. Según interpretan fuentes policiales, la decisión de colocarla otra vez en el mástil se debió al temor de que se pudiese estar infringiendo la Ley de Banderas de 1981, que obliga a las comunidades autónomas «cuyos estatutos reconozcan una bandera propia» a mostrar también la enseña de España «en todos los edificios públicos civiles».
Los portavoces de la consejería relacionaron lo ocurrido con un «malentendido» que se explica por el poco tiempo que lleva la nueva dirección de un Departamento en el que, además, todavía faltan cargos por incorporarse y piezas por encajar. A este respecto, insistieron en que no ha existido ninguna orden específica de Beltrán de Heredia y remarcaron que el área de Seguridad no quiere hacer «batalla» de este asunto porque, recalcaron, «no es para nada una de las prioridades» en esta nueva etapa.
EL CORREO 03/01/13