EL MUNDO 19/04/13
La presidenta de Navarra supera la moción de censura presentada por Bildu
El acercamiento de los socialistas navarros a la izquierda abertzale o de la izquierda abertzale a los socialistas navarros sigue a buen ritmo. Pero en silencio, con secretismo, tratando de no levantar ampollas. Porque no hace tantas semanas que en un acto en Pamplona el líder de esta formación a nivel nacional, Alfredo Pérez Rubalcaba, trasladó el mensaje de que con las organizaciones cercanas a la antigua Herri Batasuna, o a la banda terrorista ETA, ni un guiño, ni un gesto.
Pero algunos han interpretado que se refería a no hacerlo en público. Y siguiendo el ejemplo de los dirigentes del socialismo vasco durante la legislatura anterior, el PSN ha pasado a los encuentros reservados, discretos, secretos. La pasada semana, el líder de los socialistas navarros, Roberto Jiménez, se reunió con dos de los representantes de la izquierda abertzale navarra que, históricamente, se han significado como más radicales.
No fue un encuentro casual. No. Fue una reunión organizada que se prolongó durante más de dos horas, según explicaron a este periódico fuentes cercanas a ambas delegaciones.
Jiménez se reunión con los dirigentes abertzales ahora anclados en Sortu Txelui Moreno y Pernando Barrena, que formó parte del núcleo duro de las formaciones radicales ilegalizadas como es el caso de Herri Batasuna. Barrena, incluso, ingresó en prisión acusado de integración en banda terrorista, permaneciendo dos años encarcelado.
Desde hace meses, la izquierda abertzale está tratando de ganar cierto terreno en sus relaciones con los socialistas. Sabe que su apoyo es clave a la hora de intentar derrocar a los foralistas de Unión del Pueblo Navarro. Además, busca puntos en común para relanzar su campaña expansionista para tratar de que Navarra sea engullida por el País Vasco y avanzar en la construcción de «la gran patria vasca» a la que aludía ETA cada vez que emitía un comunicado después de un asesinato.
Desde las filas abertzales han tratado de convencer al PSN-PSOE para que secundara su moción de censura contra la presidenta de la comunidad foral, la líder de UPN Yolanda Barcina.
La moción se celebró finalmente ayer y fue derrotada. El apoyo del PSN era clave para que la moción triunfara, pero los socialistas de Roberto Jiménez optaron finalmente por la abstención. Eso sí, como el resto de formaciones, salvo lógicamente UPN y el Partido Popular, pidió también la dimisión de Yolanda Barcina, cese que hubiera llevado inexorablemente a Navarra a un adelanto electoral, objetivo último de Bildu.
Los grupos parlamentarios de Bildu y Aralar-NaBai, proponentes de la moción de censura, recibieron ayer el apoyo de Izquierda-Ezkerra y de dos parlamentarios no adscritos (Geroa Bai), mientras que UPN y PP votaron en contra y el PSN se abstuvo.
La moción recabó 18 votos a favor, 23 en contra y 9 abstenciones, con lo que los proponentes no lograron la mayoría absoluta de 26 votos que necesitaban para que su candidato, Juan Carlos Longás, fuera investido presidente.
La presidenta de Navarra destacó que el fracaso de la moción de censura refleja que «no hay otro Gobierno alternativo» al de UPN e incidió en que lo que tienen que hacer «todos los grupos es buscar acuerdos para solucionar los verdaderos problemas de los navarros, que son muchos y especialmente el paro».
Preguntada por la posición del PSN, Barcina abogó por «apartar todos los temas personales y poner por delante el interés general». «Espero que haya aportaciones por parte del PSN para buscar soluciones, al igual que otros grupos de esta Cámara», concluyó.