ABC – 05/03/16
· Traslada la responsabilidad del fracaso del líder socialista a «los extremos de la cámara»
JUAN CARLOS GIRAUTA PORTAVOZ C’S EN EL CONGRESO :«A lo mejor con el paso de las horas tras la segunda votación, la gente entenderá que cuando se pierde también se gana»
Albert Rivera y Pablo Iglesias han crecido juntos políticamente en los dos últimos años. Se respetan pero a la vez no se soportan. Durante un tiempo destacó más la cercanía entre ambos. Pero el inicio de la vida parlamentaria ha provocado de facto que cada vez se haga más palpable todo lo que les separa, que empieza en las formas y el estilo discursivo.
Ante la alocución del líder de Podemos, difícilmente clasificable entre lo cómico y lo mordaz, Albert Rivera se subió a la tribuna con esa chaqueta de hombre de Estado que tanto gusta de lucir. Y lo primero que hizo fue alejarse de Iglesias: «No sé si somos tan graciosos o tan amorosos pero vamos a hablar de la sesión de investidura».
A partir de ahí, el líder de Ciudadanos se demostró como el principal opositor a Mariano Rajoy. Rivera se ha destacado en estas dos sesiones parlamentarias como el más crítico con el presidente del Gobierno, no tanto con lo que representa políticamente, sino con su figura. Mucho más que Pedro Sánchez o incluso Pablo Iglesias. Rivera criticó al PP por «conformarse» con unas cifras y una realidad que todavía muestran las graves heridas de la crisis. «Pero no es tiempo de conformistas. Es tiempo de gente que quiere cambio y acción, señor Rajoy».
Rivera acusó al presidente del Gobierno de no haberse leído el acuerdo que su partido alcanzó con el PSOE con «doscientas reformas para cambiar este país». Al igual que en la sesión del pasado miércoles, el presidente de Ciudadanos defendió el acuerdo incluso con más convicción que el candidato a la investidura.
Abundó Rivera en la idea de intentar visibilizar la imagen de la «pinza» entre PP y Podemos, tratando de hacer descansar en estas dos formaciones la responsabilidad del fracaso de Pedro Sánchez en su candidatura. «Lamento que Rajoy vote hoy con Bildu con ERC o con Podemos. Es lo que hay».
Como no podía ser de otro modo, Rivera volvió a recordar la Transición en su discurso, pero esta vez no fueron los recuerdos de Suárez a los que quiso presentar sus respetos, sino a los de Santiago Carrillo, en contraposición a Pablo Iglesias: «¡Qué diferencia entre aquel PCE y lo que hemos escuchado hoy aquí señor Iglesias! Venir del exilio y pactar, eso sí que era épica, y no la épica de laboratorio que ustedes traen a esta cámara». Y le afeó de nuevo la manera con la que Podemos pretendió negociar con el PSOE: «¿Cuántos ministerios pidieron desde el PCE? Ninguno».
Rivera no ocultó en ningún momento el propósito de su discurso de ayer, de tratar de equiparar al PP con las fuerzas a la izquierda de la cámara en detrimento de ese «gran centro» que cree que representa su pacto con el PSOE: «Ambos extremos de la cámara van a votar lo mismo», y cerró su discurso apelando al PP para que se desprendiese de esos compañeros de viaje. «Por lo menos le voy a pedir que se abstengan».
La bancada del PP y Rivera volvieron a destilar ayer mucha tensión, como si por las dos partes se hubiese producido un súbito desencuentro propio de quienes esperaban algo diferente los unos de los otros. Una confrontación que tuvo el punto álgido en el momento en que Rivera recordó el «no» de Rajoy y le acusó de haber puesto «en jaque el papel constitucional del Rey y de esta cámara». La relación entre ambas formaciones sale muy deteriorada de estos dos debates.
ABC – 05/03/16