EL MUNDO – 02/06/16
· El líder de Ciudadanos rechaza en Bruselas entrar en el debate ‘Rajoy sí o Rajoy no’.
La campaña es tiempo para deshojar la margarita. Rajoy, le quiero, no le quiero, le quiero, no le quiero… Ayer, en Bruselas, cayó el pétalo del amor. Horas antes, apostaba por el veto. Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, mantiene su discurso en el alambre de la ambigüedad y veta a Rajoy según día y hora. Con matizaciones y cambios de postura. «Si en España ponemos líneas rojas, aquí no hay quien forme Gobierno, porque no suma», fue ayer el mensaje en Bruselas.
Precisamente, este lunes el PP lanzaba una campaña viral con la línea roja como protagonista, donde pedía que se olvidaran los vetos. «Nos piden que nos olvidemos de las líneas rojas… Nos dicen que una línea roja es un muro que lo detiene todo, y este país necesita seguir avanzando, caminar hacia un futuro mejor para todos…», decía la campaña. Ayer, Rivera hizo suya esa idea.
La posición de Ciudadanos genera dudas e incógnitas entre el electorado, como quedó ayer en evidencia. Hace unos días ridiculizaba a Rajoy como quien «se ha pasado cuatro meses leyendo el Marca». Ayer, en cambio, dijo que la renuncia del presidente del Gobierno en funciones no será una «línea roja», si bien no aclaró si finalmente pedirá este cambio al PP en las negociaciones tras el 26-J, en caso de que se produzcan.
En un acto con simpatizantes de la formación en un hotel de la capital comunitaria, un votante de la formación le pidió en el turno de preguntas si le podía garantizar que su voto no acabaría en manos del Partido Popular. Y Rivera, sin dudar, respondió lo que el joven no quería escuchar. «Yo soy muy crítico con lo que ha hecho el PP en el Gobierno y lo que ha hecho el PSOE cuando gobernó en algunas comunidades autónomas, pero si en España ponemos líneas rojas, aquí no hay quien forme Gobierno. Me encantaría tener mayoría absoluta, pero creo que no la voy a tener», explicó ante las risas de la audiencia. «Por tanto, siendo muy sensato, humilde y muy sincero, a lo que aspiro es a gobernar con el PSOE o con el PP o quien quiera todos los cambios que yo quiero para España, porque no lo podemos hacer solos», añadió.
Minutos antes, en el Parlamento Europeo, y arropado por los diputados liberales de la Eurocámara, Rivera ya había insistido en que «la regla número uno de la democracia» es que gobierne la lista más votada. «Lo insólito es que el primero diga que no al Rey. Si yo gano no dude de que lo intentaría. En democracia, el Gobierno es de la mayoría, pero quien tiene más votos debe intentar formar Gobierno. Debe negociar. Ciudadanos es el partido con más capacidad de diálogo y de cambio real. Es nuestra baza, ser capaces de sentarnos a la mesa con todo el mundo».
La doctrina que impera en Ciudadanos es que debe gobernar el que «sepa ganarse la mayoría parlamentaria», esto es, quien se muestre más conciliador y dispuesto a cesiones en las negociaciones para la gobernabilidad.
Eso sí, Rivera no perdió la oportunidad de dejar un dardo al PP. Como es habitual, con la corrupción como pretexto. Aludió a las «sospechas de corrupción, a los papeles de Bárcenas, a las amnistías fiscales y lo que ha pasado en los últimos años», a lo que dijo que «hay que hacer una enmienda a la totalidad».
Rivera viajó a Bruselas para intervenir en una reunión con los diputados del grupo liberal del Parlamento Europeo (Alde). Allí desgranó los tres mensajes principales que quiere que constituyan los ejes de su política comunitaria si llega al Gobierno. «He defendido la necesidad de reformar Europa. No habrá freno al nacionalismo y el populismo si Europa no defiende sus principios. Frente al populismo, soluciones. Frente al nacionalismo, unión», dijo.
El punto que más interés suscitó, sin embargo, fue el que tuvo que ver con la coyuntura económica de España y qué ocurriría si Ciudadanos logra la Presidencia. «He pedido comprensión por la situación económica. Rajoy ha dejado un agujero de más de un punto de déficit. Eso quiere decir que tendremos que hacer deberes. He pedido flexibilidad». Como ya informó este diario, confirmó que no subirá los impuestos, pero que tampoco podrá bajar el IRPF –al menos en los primeros años de legislatura–, como sí contemplaba su programa para el 20-D.
EL MUNDO – 02/06/16