Riverita

IGNACIO CAMACHO, ABC 28/09/13

· La nada despreciable masa crítica de Ciutadans muestra que para tener éxito en política no es imprescindible ser analfabeto.

AAlbert Rivera, el líder de Ciutadans, se le nota que cuando era (más) joven ganó un concurso universitario de retórica. Tiene una oratoria fluida y convincente, precisa y ágil, inteligible y cercana, entrenada en tertulias y discusiones y destilada en la propia tribuna con escasa apoyatura de papeles según el estilo más clásico de la elocuencia persuasiva. Hay en España políticos que cometen anacolutos hasta en los discursos escritos, pero a Rivera es difícil pillarle incluso en una muletilla; habla un lenguaje moderno pero bien depurado, construido con ideas antes que con frases, y sobre todo, lo más importante, rara vez dice una tontería. Que con sólo eso en la vida pública ya podría quedar como Demóstenes.

Sucede que además este insólito dirigente político se ha convertido en la voz más clara del Parlamento de Cataluña, al menos en el bando constitucionalista. Puede que también en el adversario; al confusísimo Mas le podría dar algunas lecciones de claridad dialéctica y aun estratégica. Frente a las ambigüedades del PSC, metido hasta los muslos en el río de la autodeterminación, y a los complejos de un PP acorralado por el estigma de españolismo, el grupo de Ciudadanos ha emergido como un dique de razón ante el delirio secesionista. Y las intervenciones de Riverita, que le están forjando un caché de torero valiente en Youtube, representan el ejercicio de cordura más sólido del parlamentarismo español contemporáneo.

Esto es así porque en Ciutadans hay una masa crítica intelectual nada despreciable, que demuestra que para tener éxito en política no es imprescindible ser casi analfabeto; pero también porque Rivera sabe pegar la oreja en la calle. Oír a la calle se suele confundir con demagogia cuando no se escucha a las personas adecuadas. La gran virtud de esta fuerza emergente es que desoye a los exaltados y presta atención a quienes tienen cosas sensatas que decir; las estudia, las procesa y las verbaliza en boca de un líder que sabe modular sus palabras a cada momento y cada circunstancia. Como hasta ahora no gobierna no ha tenido que cumplir su propia partitura, pero la música suena a esa clase de melodía política que echan de menos los ciudadanos hastiados del sonsonete del sectarismo banderizo, la estupidez nacionalista y los ortopédicos clichés ideológicos.

Ojo –y oído– a este Rivera porque tiene cosas que decir y si le salen bien algunos movimientos que está intentando puede hacer ruido fuera de Cataluña. Algunas de esas razones (?) extrañas de la política impiden la convergencia natural de Ciutadans con UPyD, tal vez por tristes choques personalistas; pero ahí hay una vía tercerista nada desdeñable porque se trata en el fondo de sendos proyectos nacionales. De momento, en Cataluña son los únicos que no se resignan a la melancolía del exilio interior ni se dejan cercar por las del pensamiento obligatorio.

IGNACIO CAMACHO, ABC 28/09/13