- Andan los de Puigdemont y los de Junqueras que ríanse ustedes de los Corleone y los Tattaglia
No hay nada que motive más discusiones que la última croqueta, la última gamba o el último cacho de jamón. Los separatas saben que lo suyo pierde más aire que el silbido de un mellado y andan hace muchos años a la greña, intensificada ferozmente en los últimos tiempos ante la pregunta insistente de sus partidarios, ya saben, aquella de “Y el anillo, ¿pa cuándo?”. Porque aquí ni se muere padre ni cenamos, y como incluso los mismos separatas empiezan a vislumbrar entre su espesura mental, fruto de mucha TV3 y de copiosas libaciones de Ratafía, que les han tomado más el pelo que Llongueras un día cualquiera de trabajo, exigen explicaciones que nadie les da. Los partidos líderes del proceso están ocupados en asesinarse mutuamente y no están por explicaciones ni lo que ustedes saben en vinagre. Ya no se cortan un pelo, por seguir con el asunto capilar. Ejemplo: Gabriel Rufián, de profesión lenguaraz, soltó ayer en TV3 que Puigdemont era un tarado. El chiquillo venía crecidito porque acababa de recibir el Premio al Mejor Diputado otorgado por la Asociación de Periodistas Parlamentarios. Un inciso, o los compañeros periodistas tienen un elevadísimo sentido de la ironía o debería prohibirse la ingesta de digestivos en reuniones que concedan galardones. Sigamos. Rufi decía en alusión a su famoso tuit de las 155 monedas de plata que, según los neoconvergentes fue el detonante para el golpe de estado, que “Proclamar la independencia debido a un tuit mío es de tarado”, rematándolo con “El tarado será, en todo caso, quien la proclama, no quién hace un tuit”. No se ha retractado, con lo cual, y tras las explicaciones oportunas – no te expliques, Grabié, que es peor – los de Junts han puesto los ojos como la niña del exorcista y han levitado hasta el techo.
El siempre diligente y poco ocupado Jordi Puigneró, vicepresidente de la generalidad por parte de Junts, ha echado su cuarto a espadas en Tuiter diciendo “Con palabras como estas se constata que Rufián no es digno de Cataluña”. Tracatrá. También en Tuiter el amigo de Laura Borrás y conspicuo puigdemontiano diputado de Junts Francesc Dalmases – hola, Dalmases, ¿qué hases? – ha hablado de lo feo que es utilizar las enfermedades mentales como insulto – lo del ADN de Torra sería genética, ojo -, ha calificado a Rufi de ser indigno más que repugnante y, como colofón heroico, mentón afuera y mano en la cartera ha sentenciado “Y los españoles retuiteando y aplaudiendo al bufón del reino. ¿Cuándo callareis?” Pues mira, guapo, jamás y menos mientras nos deis estas hermosas oportunidades de constatar por qué el guará, el burro catalán, es uno de los símbolos de vuestra impostura. Hay otros ilustres indignaditos, porque la cadena de mando funciona muy bien engrasada, y lo digo en doble sentido, en Junts. Citemos, por vía de ejemplo, al también diputado Salvador Vergés que habla de la “Asquerosa dimensión” que tienen los insultos de Rufián a Cocomocho. Si será gordo el lío que hasta Pedrete Maño, Pere Aragonés en vernácula, ha salido al ruedo teniendo que desautorizar a Rufi mostrando su total desacuerdo con sus palabras, que muestra su total apoyo a Puigdemont así como el de toda ERC, etc. etc. etc. Y digo yo que para qué carajo queremos costearles un parlamento, si estos tíos con Tuiter se bastan y se sobran.
Bueno, pues visto lo visto, una de dos: o Rufián acaba en el PSC – cosas más raras se han visto – en un lugar de relumbrón o Esquerra acaba por partir peras con Junts. Siendo Cataluña, las dos cosas son igualmente posibles, que aquí, menos trabajar, a estos les da igual un arre que un so.