TEODORO LEÓN GROSS-ABC

  • «Defiende lo que piensas», para llegar a usar ese eslogan desesperado han tenido que detectar una auténtica sangría de votos

Pedro Sánchez ha estrenado el eslogan de precampaña del PSOE: «Defiende lo que piensas». Es un eslogan de riesgo, que podría llevar a Sánchez a tener problemas de conciencia, aunque nunca ha parecido tener problemas de conciencia, o al diván del psicoanalista. «Defiende lo que piensas»… y de repente Sánchez, ante el espejo preguntándose: ¿Y a todo esto yo qué pienso? Esa pregunta puede cortocircuitarle las conexiones neuronales: ¿Pienso que Podemos es un socio como para no dormir o el gran aliado del progreso? ¿Pienso que jamás, jamás, se puede pactar con Bildu o que es otro aliado del progreso? ¿Pienso que era rebelión o una nadería indultable? Sánchez ha mutado demasiadas veces: socioliberal, protonacionalista, neoperonista, radicalpopulista…. Sólo se le conoce una idea clara: todo vale por el poder. Todo a la vez en todas partes por el poder.

Este es un momento crucial para Sánchez. Y la razón es obvia: los sondeos que manejan en Moncloa son muy malos. Y actúan con la certeza de que un batacazo en las urnas de mayo supondrá un calvario depresivamente terminal hasta las generales, sin margen para revertir la inercia. Sánchez suele ser transparente: hay que oír lo que dice a sabiendas de que las cosas son exactamente al revés. Cuando se jacta, sin un mínimo sentido del ridículo, de que los votantes del PP se le acercan para agradecerle que esté el PSOE en el poder para protegerlos… revela su temor a la fuga de votantes del PSOE hacia el PP detectada en todos los sondeos. De hecho, ese eslogan de «Defiende lo que piensas» es una apelación a frenar esa fuga, diciéndole a los votantes del PSOE que no piensen en Sánchez sino en sus propias ideas, en sus convicciones. Para llegar a usar ese eslogan desesperado han tenido que detectar una auténtica sangría.

Como animal político, Sánchez peleará y duro. Ha adelantado la moción de censura para buscar un golpe de efecto, pero nada es fiable en esa astracanada para nadie. En todo caso, Sánchez sabe que no hace agua sólo el PSOE sino el sanchismo: a su izquierda el proyecto de Yolanda Díaz se desmorona antes del estreno, condenado a colisionar con la vanidad de Pablo Iglesias, y Frankenstein se descose entre porrazos legislativos como la ‘ley Mordaza’, la ley de Vivienda, la ley del ‘sólo sí es sí’… No hay manera de evitar el estrés en las costuras del monstruo. Por supuesto, se van a aferrar al poder como el náufrago a un madero, y aún se ayudarán ahí tapándose a Tito Berni o las excrecencias del nacionalismo, pero la credibilidad sí está hundida. Quizá engañen a otros pero no se engañan a sí mismos con el CIS o con las interpretaciones balsámicas de un Sánchez Cuenca con los sondeos de 40 dB. Ya saben que lo creíble son los sondeos de Gad3. Por si acaso lanzan ese último SOS desesperado a su votante: «Defiende lo que piensas». Pero probablemente después del sanchismo les cueste recordar lo que piensan.