KEPA AULESTIA-EL Correo
- Podía haber muchas razones a favor de Gabilondo. Pero ésta es la definitiva. Cuidémonos del rebote del Presidente si el 4-M gana Díaz Ayuso. De su dimisión moral ante la pandemia
La tozudez con que Pedro Sánchez insiste en prescindir del estado de alarma después de que el vigente expire el 9 de mayo solo es comparable a la implicación personal del presidente en la precampaña para las elecciones a la Asamblea de la Comunidad de Madrid. La política actual prohíbe a sus actores retractarse de los errores que cometen, y les insta a perseverar en ellos hasta demostrar su acierto. Esta convocatoria es la respuesta oportunista con la que Isabel Díaz Ayuso quiso aprovecharse del error cometido por Sánchez y Arrimadas para provocar un vuelco político en Murcia, Castilla y León y la propia Comunidad de Madrid que alumbrase un tiempo favorable a sus intereses. De manera que solo la victoria de Ángel Gabilondo y sus aliados próximos de Más Madrid, junto a la supervivencia de Podemos, podría convertir aquella equivocación en un éxito estratégico colosal, que algún apologeta presentaría como la gran carambola de Pedro Sánchez. El líder eterno que consiguió provocar a Díaz Ayuso para disolver la Asamblea madrileña y así proceder a un avance ventajoso de las próximas generales. Para conseguirlo, Sánchez se pone del lado de la ‘libertad’, anunciando que tras las urnas del 4 de mayo en Madrid todos los españoles se verán beneficiados por la relajación de medidas que cinco días después conllevará el final del estado de alarma.
Si Sánchez vence a Ayuso se sentirá libre -poderoso- incluso para reunir al Consejo de Ministros y decretar un nuevo estado de alarma que solo necesitaría convalidarse en el Congreso quince días después de su promulgación. Pero ¿y si Gabilondo pierde? ¿Hasta dónde podría llegar la terquedad de Sánchez con poner punto final al estado de alarma? Vista la naturalidad con la que la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, concedió el jueves atribuciones poco menos que legislativas respecto a derechos fundamentales al Consejo Interterritorial de Sanidad, cabría esperar lo peor. Que Sánchez y su Gobierno -incluidas las de Unidas Podemos- se conjuren en demostrar que dejar atrás el estado de alarma a partir del 9 de mayo es un acierto, porque con ello se transforma la pandemia. Podía haber muchas razones a favor de Gabilondo. Pero ésta es la definitiva. Cuidémonos del rebote de Sánchez si gana Díaz Ayuso, y a continuación el presidente tiene que decir su última palabra sobre el estado de alarma. Cuidémonos de que Sánchez se declare, en una suerte de dimisión moral, ajeno a lo que pase después del 9 de mayo. Que, tras un revés de enorme alcance en Madrid, considere que sigue teniendo razón al transferir a las comunidades autónomas y a los ciudadanos la responsabilidad de que con la cuarta terminen las olas epidémicas.