Antonio Rodríguez -Vozpópuli
Felipe VI recibe al líder del PSOE sin que se hayan cerrado los acuerdos de investidura con Podemos y ERC. Tampoco conoce los apoyos reales que tiene el presidente del Gobierno en funciones
Felipe VI se va a encontrar hoy en una situación incómoda que no había tenido en las ocho rondas de consultas que ha celebrado durante su reinado. La de tener que decidir si pide a Pedro Sánchez que se presente a la investidura sin que este último haya cerrado los acuerdos de gobernabilidad que negocia con Podemos y ERC por separado, y fiándose de lo que le traslade el líder del PSOE a la hora de tener los apoyos suficientes dentro de unas semanas.
El jefe del Estado, además, tendrá que tomar una decisión sin saber la opinión de ERC -que junto a Bildu, BNG y la CUP se niega a reunirse con el monarca- y, sobre todo, sin conocer la letra pequeña del acuerdo que están perfilando los socialistas y republicanos y en el que ambas partes admiten un concepto tan polémico como la existencia de un «conflicto político» en Cataluña. Una terminología que recuerda a los comunicados de Batasuna cuando ETA estaba muy presente en la vida de los españoles, como subrayó Francesc de Carreras en una reciente entrevista a Vozpópuli.
En resumen, el Rey tomará una decisión sobre Sánchez a ciegas al término de las consultas, aunque existe una opción alternativa, la de constatar que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados le otorgue su confianza y emplazar a los partidos a una futura ronda de audiencias para la que no abría unas fechas concretas.
Ya ocurrió en abril de 2016, tras la fallida investidura de un Sánchez que sólo contó con el apoyo de Ciudadanos y Coalición Canaria. Pero, en el caso actual, se abriría un escenario de enorme presión para Felipe VI al no poner en marcha el reloj de la investidura. Más de un partido tendría la tentación de afearle que no proponga un candidato cuando se han repetido comicios y el deseo mayoritario de la ciudadanía es que ésta se produzca «cuanto antes», tal y como explicitó este martes Yolanda Díaz, la primera de las dirigentes de Podemos que desfiló por la Zarzuela.
«Esto es un horror»
Ana Oramás, la diputada de Coalición Canaria, fue la que mejor resumió ayer la sensación que tiene la mayoría de los grupos parlamentarios en estas consultas. «No tenemos información de ningún acuerdo con nadie para tomar una decisión», dijo tras la audiencia con Felipe VI. «Esto es un horror», alzó la voz antes de criticar que los socialistas negocien «con unos tipos que les trae al pairo este país», en referencia a los dirigentes de ERC.
Las diferencias de estas consultas regias de diciembre con respecto al verano de 2016, tras la repetición de los comicios, son notables. Mariano Rajoy se presentó a la audiencia con el Rey con más votos y escaños que seis meses antes y una voluntad decidida por cerrar un acuerdo con Ciudadanos que le abriera las puertas de la investidura, aunque no era suficiente para llegar al umbral de los 176 diputados de la mayoría absoluta.
El entonces líder del PP recibió el encargo de intentar formar Gobierno en un ambiente mucho más propicio y benévolo. Luego, durante el mes de agosto de aquel 2016, pactó 150 medidas con la formación de Albert Rivera antes de presentarse en la Cámara baja al escrutinio de sus señorías.
La espoleta para la caída de Sánchez
Aquella sesión de investidura acabó en fracaso, pero fue la espoleta para que se produjera la sublevación dentro del PSOE contra el citado Sánchez, quien un mes más tarde tuvo que dejar su cargo de secretario general socialista ante el deseo mayoritario de barones y dirigentes de su partido por abstenerse en contra de su criterio y evitar así la celebración de unas terceras elecciones.
En aquel verano de hace tres años, el Palacio de la Zarzuela recordó en un comunicado que «la pluralidad política», expresada en las urnas, «conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso, con la finalidad de tomar las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos».
«Y que en un régimen constitucional y democrático de monarquía parlamentaria como el nuestro, las Cortes Generales son la sede donde, tras el debate y el diálogo entre las fuerzas políticas, se deben abordar y decidir los asuntos esenciales de la vida nacional». Unos términos que son igualmente válidos a día de hoy.