A Sánchez se le puede decir de todo, y con razón, pero hay que reconocer que, en las grandes apuestas de la política española y aunque pierda las elecciones, siempre gana, como ha ocurrido con su investidura y con la ley de amnistía. Y ello, mal que nos pese y por muy infame que nos parezca su acción política, tiene su ‘mérito’. Como lo acabamos de comprobar con el fichaje por narices de David Broncano por RTVE, a 28 millones de € por dos años. Porque Sánchez a los suyos, y no digamos sus medios de comunicación, los cuida y los trata desde el Gobierno y sus terminales financieras muy bien.
Mientras que en la otra orilla del Río Bravo de la política, el diletante Feijóo (hijo predilecto de Rajoy) parece decidido a ‘judicializar’ la Oposición porque, por el momento, no se atreve a citar a Pedro Sánchez y Begoña Gómez en la Comisión de investigación del Senado, a pesar del largo reguero de indicios de un presunto tráfico de influencias que los persiguen. Por lo que ahora el jefe del PP, siguiendo su ‘libro de estilo’, solo amenaza con la vía judicial para que todo se diluya en este tiempo lampedusiano y finalmente todo lo quede como está.
Mientras tanto, y tras la fiesta española del Athletic en la ría de Bilbao por el triunfo en ¡la Copa del Rey de España!, avanzamos en la procesión electoral con la primera estación en las elecciones vascas del día 21. Para las que el inefable Tezanos (el Broncano del CIS) pronostica una victoria de EH Bildu, que dejaría al PNV de Ortuzar en manos de Sánchez en Vitoria y en Madrid.
Si tumba a Sánchez, en ese caso será el representante y aliado del presidente en el TC, Conde Pumpido, quien liquide la ley de amnistía, con lo que Puigdemont estará perdido
Y luego vendrán los comicios catalanes del 12 de mayo en Cataluña, donde Puigdemont acaba de anunciar que si no consigue ser el nuevo presidente de la Generalitat se retirará de la política, lo que estaría muy bien. Pero añadiendo que si Junts resulta ser el partido nacionalista más votado y el PSC no se abstiene para facilitar su investidura (como él facilitó la de Sánchez) entonces Junts tumbará el Gobierno nacional y acabará con la legislatura de Sánchez.
Lo que no parece tan fácil porque Puigdemont debería saber que, si tumba a Sánchez, en ese caso será el representante y aliado del presidente en el TC, Conde Pumpido, quien liquide la ley de amnistía con lo que Puigdemont estará perdido y además será el responsable de lo que les ocurra a los cerca de 1.400 encausados por el golpe catalán de 2017, que se quedarían sin la amnistía y pendientes de sus respectivas condenas. Incluidas las posibles de malversación, terrorismo y alta traición para Puigdemont.
Y luego, el 9 de junio, vendrán los comicios europeos que el PP planteará en España como un plebiscito sobre la Ley de amnistía y el PSOE como un test sobre el liderazgo de Feijóo. Porque si el PSOE logra en Euskadi la llave del Gobierno del PNV y, en Cataluña, Illa consigue la presidencia de la Generalitat con ERC y En Comu, (en el caso de que los nacionalistas no sumen mayoría absoluta), entonces Sánchez, después de reconocer el Estado de Palestina y arreglar lo de Gibraltar, llegará en buena situación a la gran cita electoral europea, al menos para resistir frente al aparente ascenso nacional del PP, al que el último CIS sitúa muy cerca del PSOE.
Y si Feijóo no gana con amplitud las elecciones europeas de junio, regresarán las intrigas en Génova 13, donde ahora ven debilitado el liderazgo de Ayuso por el fraude fiscal de su novio. Pero donde mantiene alta su vara, como una pretendida lideresa de la Oposición, Cayetana Álvarez de Toledo, que no se anda con ‘chiquitas’, aunque es muy conservadora, y que además tiene escaño en el Congreso para el caso en que a Feijóo le dé un desmayo por tanto soplar y templar la gaita nacional.
De González y Cebrián
Y que se cuiden Felipe González y Juan Luis Cebrián de sus críticas a Pedro Sánchez porque el presidente, que acaba de expulsar de muy mala manera a Cebrián de El Pais (el periódico que él fundó), empieza a estar harto de las críticas de González que le de ‘no tener un proyecto de país’ y a Feijóo de no tener un proyecto de partido nacional.
Y el día menos pensado -ya empiezan a correr rumores- Sánchez, o uno de sus mensajeros (Óscar Puente u otro parecido), le recordarán al expresidente del Gobierno y del PSOE los crímenes del GAL por los que no dimitió, mientras ahora González -a quien elogia como modelo Feijóo- pone como ejemplo la dimisión de Antonio Costa en Portugal por un escándalo menor en el que el ex primer ministro lusitano no tuvo, finalmente, ninguna responsabilidad.
Si a González, como a García Page, tanto les preocupa España y de verdad quieren acabar con el sanchismo el expresidente debería, a pesar de sus años (como Biden) pasar a la acción. O, por ejemplo, apoyar la encomiable candidatura a los comicios europeos del nuevo partido ‘Izquierda Española’ que lidera el joven y brillante jacobino Guillermo del Valle. Pero los anti sanchistas del PSOE no se atreven a dar ese paso Y en su lugar se conforman con tirar piedras al estanque de La Moncloa y luego esconden la mano por lo que les pudiera pasar.
Algo parecido a lo que hace Feijóo desde una tibia oposición, mientras Sánchez, sin reparo ni rubor, ejerce su derecho de ‘pernada’ en TVE. Y camino de la Feria de Sevilla, y del tríptico electoral, se presenta como ‘el imbatible’, o ‘El temido’ capitán pirata de la política española, al que los suyos, políticos y mediáticos, ya le cantan unas sevillanas clásicas para la ocasión: ‘Se van batiendo/dos poderosas naves/se van batiendo/la una va al abordaje/la otra va huyendo’.