Gabriel Sanz-Vozpópuli
Las críticas por su intento de ‘robar’ protagonismo a las consultas del Rey Felipe VI para la investidura hacen mella en el presidente: La Moncloa dice que solo trata de «normalizar» tras una campaña bronca
Se notó mucho este lunes en La Moncloa que Pedro Sánchez prefiere a Pablo Casado como alternativa y que hará lo imposible para cortar el paso a Albert Rivera. El presidente del PP recordó luego de una hora y media de reunión a solas con el ganador de las elecciones generales que su condición de «líder de la oposición» no se la otorga nadie sino que le viene dada por haber quedado segundo en las elecciones generales. Acto seguido emplazó a Ciudadanos, a abstenerse en la investidura «por el bien de España», para que Sánchez no dependa de los independentistas.
La pinza PSOE/PP fue escenificada a bombo y platillo en la sala principal del Ministerio Portavoz, reservada a las comparecencias esporádicas del presidente del Gobierno y las habituales ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros de los viernes, por expreso deseo del presidente. Un privilegio ese de Casado del que este martes no van a disfrutar ni Albert Rivera ni Pablo Iglesias, que tendrán que comparecer en la sala anexa, mucho más pequeña.
Y es que la ronda que ha preparado el líder socialista en La Moncloa está diseñada para ningunear al presidente de Ciudadanos y presionarle por si necesita una ‘abstención patriótica’ que diría Casado, en caso de que se le tuerza el acuerdo de investidura con Podemos. Llegados a ese punto y para evitar el fantasma de la repetición de elecciones, como en 2016, «nosotros no nos vamos a oponer» a la abstención naranja, reiteró este lunes varias veces Casado. Por si a alguien le quedaba alguna duda de sus intenciones… y de las de Sánchez.
La reunión con Rivera ha sido estratégicamente colocada por la mañana para que los titulares de la jornada se los lleve Iglesias
De hecho, el líder socialista ha colocado estratégicamente la reunión con Albert Rivera a las 11.00 de este martes, apenas unas horas antes de la verdaderamente importante, con Iglesias a las 17.00. Ni que decir tiene que los titulares principales de la jornada serán para el de Unidas Podemos, muy molesto tras las reiteradas negativas del presidente del Gobierno en funciones a formar con él un gobierno de coalición de izquierdas.
En lo que si pareció aflojar este lunes el Gobierno es en la trascendencia de esta ronda. Porque Pedro Sánchez pudo haber convocado a los líderes de los partidos en el Congreso de los Diputados, un sitio «neutral» a efectos institucionales, dice la oposición, pero prefirió La Moncloa para citarles.
Críticas
Lo cual le está valiendo las primeras y duras críticas políticas y mediáticas de esta legislatura por el intento de «usurpar» las funciones constitucionales del Rey Felipe VI, que llamará a consultas a los líderes políticos en la semana del 4 de junio; las más duras, las del único líder nacional excluido de esta ronda, el presidente de Vox, Santiago Abascal, cargando contra él y contra quienes se prestan a su «farsa»:
Tanto es así, que cuando Casado salió este lunes en el edificio del Ministerio Portavoz se sintió en la obligación de repetir varias veces que «por respeto al Rey y a la ronda de consultas», ambos líderes no habían hablado de pactos; es decir, solo una toma de contacto «cordial», según fuentes de La Moncloa que va a propiciar, por ejemplo, que se retome el «canal de comunicación» sobre Cataluña que existía.
Desde el Gobierno se insiste en la idea de que Sánchez no quiere usurpar las funciones del monarca sino solo «recuperar la normalidad institucional después de una campaña que ha sido bronca». Y para ello el jefe del Gobierno ha preparado minuciosamente el protocolo, que da pistas sobre la jerarquía que el PSOE quiere que siga existiendo