Cristian Campos-EL ESPAÑOL
Rufián llevó la voz cantante pero «la autoridad» la tenía el imputado Josep Maria Jové, según fuentes conocedoras de la reunión.
El PSOE empieza a resignarse a la idea de que Pedro Sánchez no será investido presidente en diciembre. Al menos, no con los votos de ERC. Fuentes cercanas a la reunión que este jueves mantuvieron ambos partidos en el Congreso de los Diputados confirman que el tono del encuentro mantenido el pasado jueves con el equipo negociador republicano fue «cordial», pero que los tiempos que maneja ERC son muy diferentes a los deseados por el presidente del Gobierno en funciones.
Si ERC no da un giro de 180 grados este martes, durante la segunda reunión que mantendrán los dos equipos negociadores –de nuevo en el Congreso de los Diputados–, Sánchez se verá obligado a retrasar su votación de investidura hasta enero o febrero de 2020.
El Reglamento del Congreso de los Diputados juega a favor de Gabriel Rufián y los suyos. El artículo 170 dice que el presidente de la Cámara –probablemente Meritxell Batet de nuevo– convocará el Pleno «una vez recibida en el Congreso la propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno» por parte del Rey. No existe, por tanto, un plazo de tiempo concreto para la convocatoria de ese pleno. De lo que se deduce que este, en teoría, podría demorarse meses. Algo que juega a favor de la táctica de desgaste de ERC.
Según las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, existe un segundo motivo de peso para las escasas urgencias mostradas por ERC. Un hipotético apoyo de los republicanos a la investidura de Pedro Sánchez, casi con total seguridad por la vía de la abstención, sería fácil de justificar entre los votantes del PSOE. Pero ERC no lo tendría tan fácil como los socialistas.
Tiempo de «descompresión»
El partido republicano incrementó sensiblemente su beligerancia verbal tras las elecciones del 10 de noviembre, sabedor de que el resultado de los comicios debilitaba a los socialistas y le convertía en pieza imprescindible para la investidura de Sánchez. Pero, al mismo tiempo, esa misma beligerancia le dificulta vender entre los suyos un giro de timón súbito hacia el pacto con el PSOE. Y eso aunque lo haga con el argumento de que el trato para la investidura de Sánchez beneficia, en realidad, al independentismo.
«ERC tiene una corriente interna en contra del pacto con el PSOE», afirman las fuentes consultadas. «Por no hablar de JxCAT, cuyo objetivo prioritario, con Carles Puigdemont fugado en Waterloo, es sabotear cualquier tipo de acuerdo de ERC con el PSOE en base a la idea de que cuanto peor, mejor. A JxCAT ir a terceras elecciones ya le va bien. Y por eso ERC necesita un tiempo de descompresión de al menos un par de meses para conseguir que sus simpatizantes acepten la idea de un pacto con los socialistas».
Hubo, sin embargo, un motivo de esperanza para el PSOE durante la reunión. ERC coincidió con el equipo socialista en la idea de que las negociaciones no pueden «dejarse pudrir» alargando los plazos más allá de lo razonable. Algo que parece sugerir la idea de que ERC apretará, pero no ahogará a los socialistas. En el PSOE, la abstención de los republicanos no se ve, en definitiva, como imposible.
Ganas de empatizar
En contra de lo aventurado por otros medios de prensa, no hubo avances significativos durante la reunión y en ella apenas se habló de concesiones concretas, como las de un nuevo sistema de financiación autonómico, un aumento de la inversión en Cataluña o una recuperación de los artículos del Estatuto autonómico catalán anulados por el Tribunal Constitucional en 2010. «El tono fue respetuoso y apenas sirvió para constatar el ánimo con el que comparecían ambos partidos. No se abordó ningún tema en particular porque el objetivo no era ese, sino comprobar si existen las condiciones previas para empezar a dialogar», afirman las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.
Y la sensación fue la de que hay voluntad de dialogar. «Hay ganas de empatizar y hay voluntad de desbloquear la situación. El PSOE llegó a la reunión con la idea de tantear el terreno y salió de ella con moderado optimismo».
La evidencia, sin embargo, es que PSOE y ERC parten de puntos muy distintos, y de ahí los comentarios de otras fuentes cercanas a la reunión que hablan de «frialdad y escepticismo». En lo que coinciden todos es en la idea de que en ella no se habló en ningún momento de una hipotética inclusión de ERC en las Mesas del Congreso o del Senado.
ERC, a diferencia de Convergencia y Unión, nunca ha formado parte de las Mesas del Parlamento y su entrada en cualquiera de ellas tendría un enorme impacto simbólico entre el separatismo. Pero si alguno de los dos partidos tiene previsto poner sobre la mesa el asunto lo hará con total seguridad mañana martes, víspera de la sesión constitutiva de las Cortes.
Sin pacto de Presupuestos
No hubo tampoco mención alguna durante la reunión a los Presupuestos Generales del Estado, algo con lo que se había especulado durante los días previos a ella. «El PSOE sólo le está pidiendo a ERC su abstención. Ni un voto afirmativo, ni un pacto para los Presupuestos, ni un pacto de legislatura. Y dado que nadie le está pidiendo un gran esfuerzo a los republicanos, el PSOE tampoco se siente obligado a ofrecerle a ERC grandes cosas», afirman en fuentes socialistas.
Algo de lo que parece ser consciente una ERC que en ningún momento de la reunión, que se alargó durante tres horas, forzó la marcha o se descolgó con grandes pretensiones. «Ni siquiera se mencionó el nombre de Oriol Junqueras», aseguran por su parte personas que han estado cerca de los interlocutores.
Pero si no hubo sorpresas de relevancia respecto al contenido de la reunión, sí la hubo en un detalle que algunos de los presentes consideraron muy significativo. Porque la voz cantante del equipo negociador de ERC la llevó Gabriel Rufián, algo a priori previsible en tanto que portavoz y líder del grupo parlamentario republicano, pero el que dio claras señales de ser el verdadero cerebro en la sombra de su equipo fue Josep Maria Jové.
Jové es el que manda
«El interlocutor era Rufián, pero fue Jové el que parecía llevar el timón de la reunión», dicen en el PSOE. «O mucho nos equivocamos, o es Jové el que conoce los temas a fondo, la autoridad y el verdadero cerebro de las negociaciones. Es él el que, en principio, parece tener claro adónde quiere llegar ERC con estas negociaciones», añaden.
La información no es anecdótica. Porque Jové fue el número dos de Oriol Junqueras durante los meses de septiembre y octubre de 2017, está considerado como uno de los arquitectos en la sombra del procés y del referéndum del 1-O, ha sido imputado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y, sobre todo, es conocido como uno de los representantes del ala más dura de ERC. La, en principio, menos favorable a un pacto con el PSOE. La menos posibilista.
Por el PSOE no hubo sin embargo sorpresas en ese sentido. Adriana Lastra ejerció de anfitriona, en su calidad de portavoz parlamentaria del PSOE, pero los tiempos de intervención se repartieron casi equitativamente entre ella, el ministro de Fomento en funciones José Luis Ábalos y Salvador Illa. La reunión, además, se desarrolló en todo momento en español a pesar de que cinco de los negociadores –todos salvo Lastra– hablan catalán. Y, de hecho, ni siquiera se habló en catalán cuando Illa, secretario de Organización del PSC, se dirigió a alguno de los interlocutores republicanos.