EL MUNDO – 31/01/16
· Someterá a votación un posible acuerdo de gobierno / Ferraz quiere blindarle como candidato si se repiten las elecciones.
· El líder del PSOE, Pedro Sánchez, desafió ayer la tutela que los barones llevan semanas queriéndole imponer y anunció que someterá cualquier acuerdo de investidura o gobierno a la ratificación de los casi 190.000 militantes del partido.
Con esta sorpresa, el secretario general desmontó las reticencias de sus presidentes regionales en el Comité Federal. El PSOE se reafirma en la hoja de ruta para alcanzar pactos aprobada en diciembre y Sánchez tratará de llegar a un acuerdo «mirando a izquierda [Podemos e IU] y derecha [Ciudadanos]».
El líder socialista había mantenido con sigilo su intención de celebrar una consulta a la militancia. En los últimos días había preguntado a personas de su confianza qué les parecería que el acuerdo de investidura se sometiera a votación de las bases. Pero se lo planteó como una posibilidad, no como una decisión tomada.
Sánchez está convencido de que su órdago rebajará las críticas y las exigencias de sus barones y dotará de la máxima legitimidad a un acuerdo de gobierno, tanto interna como externamente. En su discurso de apertura del Comité Federal, Sánchez comenzó anunciando que la negociación que podría abrirse la próxima semana se celebrará «en abierto, con luz y taquígrafos».
Y advirtió a los más desconfiados de que «no se preocupen»: «Cualquier decisión que se pueda tomar de negociación y de acuerdo tendrá todos los filtros posibles, todas las garantías». En concreto, dijo, «será ratificada por el Comité Federal y sometida a consulta de la militancia». Una consulta de este tipo no es nueva. El SPD la llevó a cabo en Alemania antes de pactar con los conservadores. Y el PSC, en Cataluña, también la tiene prevista.
El golpe de efecto generó gran sorpresa. Algunos aseguraron después que ya se lo esperaban o que habían sido consultados. Pero fuentes internas del Comité Federal explicaron que fueron muchas las caras de asombro, especialmente entre los delegados andaluces.
El equipo más próximo a Pedro Sánchez siempre alega que él tiene toda la legitimidad de ser el primer líder del PSOE que ha sido votado por las bases. Y que esa legitimidad le hace más fuerte frente a los barones u otras estructuras del PSOE. Por eso, tras las pasadas semanas de zozobra, Sánchez apuesta desde hoy por apoyarse en las bases para volver a ganar la partida y desactivar en parte a los barones.
Las bases del PSOE siempre han estado más a la izquierda que sus dirigentes. Y si en algo coinciden todas las fuentes es en resaltar que la militancia quiere que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno, más que los barones y los dirigentes históricos.
Los secretarios generales autonómicos más importantes no confían en Sánchez. Creen que no podrá llegar a un acuerdo de gobierno estable sin ser rehén de los independentistas. Y ante esa posibilidad, prefieren la repetición de las elecciones. Como aseguran en privado, están muy preocupados porque Sánchez parece querer ser «presidente como sea».
En su intervención, el secretario general garantizó que no va a ser «presidente a cualquier precio» y aseguró que es falso que él «ambicione el sillón» de la Presidencia del Gobierno. «Lo último que me preocupa es mi futuro», afirmó, para insistir en que lo que le «preocupa es el futuro de los españoles». Y por eso no está dispuesto a que el PP vuelva a acometer «políticas de derechas durante otros cuatro años».
En otro gesto de desafío hacia sus barones, el secretario general hizo caso omiso en su intervención inicial de la exigencia que le habían hecho en las rondas de esta semana. Los más críticos le habían pedido que se comprometiera de forma expresa a no ser investido ni con el voto ni con la abstención ni con la ausencia de los diputados independentistas de ERC o de Democràcia i Llibertat (DiL). Ayer, ni siquiera los mencionó.
Los barones acogieron el anuncio con poco entusiasmo, aunque se vieron obligados a aplaudir públicamente la medida. En privado, criticaron que una iniciativa de esta importancia no haya sido consultada casi con nadie. O que ni siquiera haya pasado por la Ejecutiva. Otros, como el presidente de Aragón, Javier Lambán, llegaron a comparar a puerta cerrada este movimiento con «los círculos» de Podemos, partido gracias al que gobierna su comunidad.
En público, todos apoyaron la idea. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, apoyó en declaraciones a los periodistas la consulta y defendió que el documento que voten los militantes deba detallar con «claridad y transparencia» todos los aspectos y condiciones de ese pacto. Así, reclamó que se ponga «la verdad siempre por delante» y se especifique «con quién se negocia y cómo se van a llevar a cabo estos acuerdos». Pidió que ese documento especifique «acuerdos programáticos; condiciones de apoyos a la investidura; si se plantea un gobierno de coalición, en qué condiciones; o si es en solitario, los apoyos para la posible investidura, cómo se consiguen estos, a cambio de qué…».
Otros barones expresaron dudas ante el proceso. El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, abogó por alcanzar un «equilibrio razonable» entre la legitimidad de la dirección para tomar decisiones y la capacidad de la militancia para pronunciarse.
En sus intervenciones ante el Comité, fueron varios los presidentes –al menos, Susana Díaz, Javier Fernández (Asturias) y Javier Lambán (Aragón)– los que avisaron de que no aceptarían que Sánchez fuera investido presidente con el apoyo, activo o pasivo, de los independentistas.
Sánchez les respondió a puerta cerrada que no buscará el apoyo de los independentistas catalanes. Y se extrañó de tantas prevenciones porque, aseguró, ésta ha sido su postura desde siempre.
EL MUNDO – 31/01/16