- Moncloa potencia la agenda internacional de Sánchez, su única baza para frenar la sangría demoscópica y combatir el avance de Feijóo
No lo invitaron a las exequias de Isabel II y se fue a Berlín, a la final del basket, donde triunfó Scariolo, a quien tanto despreciaba. Allí se plantó en el palco, el único sin corbata, el único en zapas, como un consumado macarra. El caso es figurar. Más que gestión, frenesí. Pedro Sánchez se ha sumergido en un torbellino propagandístico que roza lo histérico. Desde el lunes está en Nueva York con una agenda escurrida cuyo plato fuerte es el preceptivo y anecdótico discurso ante la Asamblea de la ONU (uno de tantos), un café en el NYT («el diario más influyente del planeta», encomiaba El País), un bolo del grupo Prisa, un roce lejano con Bill Gates y un ‘hola que tal’ con Gabriel Boric, el presidente chileno a quien sus paisanos apelan ‘el merluzo’. Ça c’est tout.
Tuvo que suspender su gira por treinta ciudades españoles porque le silbaban. Apenas hizo dos intentos y resultó trasquilado. ‘Piel con piel’ pregonaba al presentar la maldita tournée, otro éxito de Félix Bolaños, fontanero de una mediocridad afable y dinámica. Un acto fallido sustituído, sobre la marcha, por una serie de encuentros con la sumisa militancia blindados a cualquier incómodo sobresalto. No es el único cambio de guión que se ha debido improvisar. Por ejemplo, el inopinado acto resiliente en la sede del BBVA, encarnación de uno esos ‘poderes ocultos’ que intentan derribar al gobierno, de acuerdo con la letanía peronista que ahora le ha dado por recitar a Sánchez con discutible éxito. Escucharle la cascada de encendidos elogios hacia le entidad financiera, castigada hace nada con un impuestazo por no compartir sus beneficios con los débiles y menesterosos, sonaba a brote esquizofrénico. ¿No había que acabar con esas ‘fuerzas oscuras‘? ¿No había llegado la hora de los descamisados, los olvidados, la clase media trabajadora, o sea lo que viene siendo la gente?
Hasta pretenden instaurar un similar combate cada quince días para que así el presidente, desde la ventaja de un formato desparejado, pueda arrearle al líder del PP al menos un par de veces al mes
La inquietud se ha apoderado de la factoría de ficción presidencial, destartalada desde el terremoto andaluz con sus réplicas en forma de sentencia de los Eres, indulto a Griñán y caída estrepitosa en sondeos. Idean disparatadas estrategias, improvisan soluciones estrambóticas. Un CIS a la medida para confirmar que Sánchez le ganó a Feijóo el pulso del debate en el Senado. Qué alegría. Tanta, que pretenden instaurar un similar combate cada quince días para que así el presidente, desde la ventaja de un formato desparejo, pueda arrearle al líder del PP todos los martes pares.
¿Eso es todo? ¡Qué va! También han apalabrado con una par de productoras del ámbito de los Migueles una serie televisiva de cuatro capítulos, Las cuatro estaciones, prorrogables a Los doce apeaderos según evolucione la demoscopia. ¿Algo más? Bueno el Consejo de Ministros, con Sánchez deambulante por la gran manzana, ha aprobado la rebaja del IVA del gas desde el 21 actual al 5%. Es decir, la propuesta lanzada hace meses por el PP que resultaba «inabordable, un disparate» porque hurtaría fondos para políticas sociales, según proclamaba M.J. Montero, titular de Hacienda.
De ahí el arrebato de García Page, que tiene bula para denunciar lo que tantos de sus pares piensan pero no osan abrir la boca. «Si seguimos con las mismas compañías, habrá castigo»
En los cuarteles socialistas de la periferia cunde el temor ante la cita de mayo, primera vuelta de las generales. Se adivinan resultados desastrosos. Este domingo El país avanzaba un panorama inquietante para el sanchismo, con la posible pérdida de regiones tan señaladas como Navarra, Comunidad Valenciana, Extremadura, Canarias, La Rioja Aragón y quizás Castilla La Mancha. De ahí el arrebato de García Page, que tiene bula para denunciar lo que tantos de sus pares mascullan en privado. «Si seguimos con las mismas compañías, habrá castigo». En su región, por ejemplo, los sondeos anuncian un avance del voto de la derecha. Vox ya recolectó el 22% de las papeletas en las últimas generales. Odón Elorza, quien fuera alcalde de San Sebastián, arrebatado por ese mal llamado idiocia tan frecuente entre los socialistas, exige duras sanciones al cacique manchego.
«Feijóo no habla inglés», eureka! El punto débil del gallego es el flanco externo. De puertas afuera es un desconocido, carece de agenda internacional. Su nombre apenas suena en Bruselas
Los cerebros de presidencia se afanan en la búsqueda de alguna vía eficaz para evitar el descalabro. Una fórmula casi mágica, un asidero que actúe de tabla de salvación. Feijóo avanza incontenible y resulta indemne incluso a los ataques más incómodos, como su ausencia en la manifestación de Barcelona por la lengua. Saltó raudo al ruedo su barón andaluz y colocó sobre la mesa una pieza de enorme eco en el debate: la supresión del impuesto al patrimonio. El torpe ministro José Luis Escrivá entró al trapo como un búfalo de la pradera. Todo encaja ahora en el libreto del PP. Los acontecimientos fluyen en un devenir armónico, impensable hace apenas seis meses.
Los suspiros de doña Ursula
En el otro lado del tablero cunde un ansioso desaliento. «Feijóo no habla inglés», eureka!, jalean los 800 asesores presidenciales. Ya han dado con el punto débil del líder de la oposición. Ahí está la clave. Insistir en la vía de la ‘insolvencia’ del gallego, como remachó obstinadamente Sánchez en el Senado, resulta absurdo. Un dirigente con cuatro mayorías absolutas algo de gestión sabe. Hay que sacudirle por su costado aldeano, su irrelevancia internacional, su perfil de perfecto desconocido en las cancillerías. El veterano González Pons, reclutado por Génova, lo apadrina por los meandros de Bruselas para sacarlo del anonimato.
Ahí el socialista juega con ventaja. La agenda internacional de Sánchez, más briosa desde la cumbre madrileña de la OTAN y la foto con Biden, se refuerza a marchas aceleradas. Como todo en La Moncloa, a espasmos nerviosos e impulsos histéricos. Ursula de Bruselas suspira ante su presencia. Los chavistas sudamericanos le tiran de la levita, ‘uno de los nuestros’. Ahora macera su candidatura a la Internacional Socialista. Muchas fotos con dirigentes foráneos y despliegue de tribunas en ámbitos continentales. «Un referente del multilateralismo», cacarean sus sacristanes. Y el año que viene, seis meses de presidencia del Consejo Europeo por donde ronda su futuro profesional off Moncloa. Puro decorado, autobombo de utillería, efectismo de todo a cien. «Diplomacia de merluzo», lo han bautizado voces críticas del Palacio de Santa Cruz en referencia al comunista chileno.
Cierto, en ese punto, el transfronterizo, el líder de Génova es más débil. Tiene una baza a su favor. A Sánchez le podrán escuchar relativamente afuera, que tampoco, pero de puertas adentro le llueven las señales que anuncian derrotas. «Que te vote Chapote». O sea, las malas compañías que comenta el manchego pequeñín.