FERNANDO GAREA-EL CONFIDENCIAL
- Hubiera habido más comparecencias si se hubieran aprobado enmiendas de otros partidos que sostenían que el presidente debía dar cuenta cada mes del estado de alarma
Salvo que rectifique, ya no tendrá largos debates con todos los demás líderes parlamentarios hasta enero y solo tendrá en 2020 dos sesiones de control, de 15 minutos cada una. En una situación de pandemia y crisis, con estado de alarma, que él mismo considera la peor desde la Guerra Civil, Sánchez se ha quitado un peso de encima.
Es sabido que el presidente del Gobierno rechazó pronunciar palabra alguna en ese pleno para explicar los seis meses de estado de alarma y que ni siquiera se quedó a escuchar al resto de partidos. Además, en ese pleno se aprobaba, con los votos de sus socios de investidura más Ciudadanos, que Sánchez solo debe comparecer cada dos meses para dar cuenta del estado de alarma sin que haya votación posterior.
La gran mayoría del Congreso, 194 diputados de 350, aceptaba esta opción que, aunque supone limitar paradójicamente su relevante función constitucional, es algo más de lo que pretendía inicialmente Sánchez, porque en el decreto no había prevista comparecencia alguna durante seis meses. Rectificó algo para no perder la votación y así lo pactó con otros partidos.
Eso quiere decir que como la prórroga entra en vigor el 9 de noviembre, no tendrá obligación de comparecer hasta el mes de enero para un debate prolongado con todos los grupos sobre la pandemia. Y si a todo eso se suma que esta próxima semana se inicia el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2021, que tiene prioridad sobre el resto de actividad parlamentaria, la conclusión es que en lo que queda de 2020 el presidente del Gobierno casi no tendrá que pisar la Cámara.
Quedan cuatro plenos del Congreso hasta 2021, pero uno de ellos se dedica al debate de totalidad de los Presupuestos (10 al 12 de noviembre) y el otro al debate y votación de las enmiendas de las cuentas del Estado (30 de noviembre al 3 de diciembre). Y solo quedan dos semanas con pleno de control al Gobierno: la semana del 17 de noviembre y la del 15 de diciembre.
Y enero es mes inhábil, por lo que, en teoría, puede no haber más sesiones de control ordinarias hasta la segunda semana de febrero. En esas sesiones, el presidente solo contesta tres preguntas, por tiempo limitado de dos minutos, lo que quiere decir que le quedan poco más de dos comparecencias de unos 15 minutos cada una. Visto desde el lado contrario, Pablo Casado solo va a tener dos ocasiones, de dos minutos cada una, para debatir en 2020 con el presidente del Gobierno. En pleno giro centrista.
Las sesiones de control que se celebran tres semanas al mes (salvo enero, julio y agosto) consisten en preguntas y respuestas rápidas al Gobierno y se formulan según los cupos de cada grupo, proporcionales a su representación. Hubiera habido más comparecencias y además extensas si se hubieran aprobado enmiendas de otros partidos que sostenían que Sánchez debía dar cuenta cada mes del estado de alarma.
Hay que recordar que entre marzo y junio pasado, el presidente del Gobierno comparecía cada 15 días en el Congreso para debatir sobre el coronavirus. Él mismo explicó entonces reiteradamente que esas comparecencias (con votación) cada 15 días eran garantía de responsabilidad democrática.
Pero en las dos últimas declaraciones de estado de alarma ha delegado en el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y se ha autoeximido de esa responsabilidad. Por eso, aunque como parece probable haya que modificar el estado de alarma para endurecer las restricciones, sería Illa quien compareciera para debates como el del jueves. Salvo que rectifique.