La prueba más acabada del caos que gobierna las cabezas de una mayoría de españoles, después de saber que plagió su tesis doctoral, que triunfó con una moción de censura fraudulenta, apoyada en una sentencia que después anuló el Supremo, el gobernante que se dejó poner la bandera del revés en una cena con el rey de Marruecos, que aceptó la autoría de una carta que en realidad escribió Mohamed VI, haber cambiado la política española respecto al Sáhara, no ya sin conocimiento del Congreso, ¡ni siquiera del Consejo de Ministros! Él se granjeó la enemiga de Argelia, primero con la sucia maniobra de traer a Brahim Gali con documentación falsa y después apoyando las aspiraciones de Marruecos sobre el Sáhara. Él ascendió a fiscal general del Estado a su ministra de Justicia, tres veces reprobada por el Congreso. Indultó a los sediciosos catalanes y a madres que habían secuestrado a sus propios hijos, eliminó la sedición del Código Penal y rebajó la condena por malversación. La ley del solo sí es sí excarceló a más de 100 condenados sexuales, mientras él ponderaba el bodrio Propuso corregirla, tarea inútil porque acabará beneficiando a los 4.000 delincuentes sexuales encarcelados. No pudo destituir a Irene Montero por su manifiesta incompetencia, ni siquiera fue al Congreso a votar la reforma que él había propuesto.

El Constitucional tumbó los decretos del Estado de alarma, el nombramiento de Rosa Mª Mateo al frente de RTVE y los de Iván Redondo y Pablo Iglesias para el órgano rector del CNI. Y mintió, mintió siempre, contra la evidencia, contra sus propias mentiras anteriores y a veces sin necesidad.

Vaya lo anterior a título de ejemplo. Pues bien, a un tipo de esta ralea y después de conocidas estas fechorías, los españoles le han dado el mayor apoyo de su vida política, dos escaños más que en 2019, casi un millón de votos más.  El ganador de las elecciones obtuvo tres millones de votos más que en 2019, pero un escaño menos de los 137 que consiguió Mariano Rajoy en 2016.

El sanchismo irredento ha roto en hagiografía. ¿Resistencia, resiliencia? No, solo impunidad. Le basta llamar cambio de opinión a sus mentiras y achacar la condición de mentiroso al oponente, quizá le oigamos acusar  a Feijó

Hay gente bienintencionada o de haber pegado un braguetazo con la hija del propietario de un prostíbulo. O de haber plagiado la tesis, vaya usted a saber.

La noche autos fue una fiesta en Ferraz. Sobresalió por su entusiasmo, saltos y palmoteos Mª Jesús Montero y por sus gritos pasionarios: “no pasarán”. ¿A qué venía la algazara? No era por la victoria electoral, que no se había dado. Era por el apoyo de los colegas de Txapote que va a darle el Gobierno a Sánchez, con el permiso de Puigdemont, que lo tendrá, no hay petición que el psicópata de la Moncloa vaya a rechazar de plano. Txapote parece que se abstuvo.

Hay gente buena que prevé un bloqueo y elecciones para Navidades y piden una gran coalición para que el PSOE no se apoye en los que quieren destruir la España constitucional. Yo sería muy partidario si no fuera por Sanchez. Para que eso funcionara tendríamos que ser un país seerioi, como Alemania y Sánches Pérez tendría que ser como Núñez Feijóo.