EL MUNDO – 10/10/15
· Recuerda que la CUP es una fuerza minoritaria con propuestas de «ruptura democrática».
En Moncloa ya no mueven a la sorpresa los acontecimientos que se suceden en la política catalana. Al menos esto es lo que afirma la vicepresidenta cuando reflexiona acerca de los últimos pasos, propuestas y planes que se ponen en juego para intentar formar un Gobierno tras las peculiares elecciones del pasado 27 de septiembre.
En Madrid se da por hecho que Artur Mas, pese a figurar en el número cuatro de la lista ganadora, Junts pel Sí, pretende revalidar el estatus de presidente de la Generalitat. Y partiendo de esta suposición le lanzan un mensaje: que «no se someta a minorías antisistema», que «no se contagie de pronunciamientos que son de abierta desobediencia al marco de convivencia y de ruptura democrática». En definitiva, que no se venda por un acuerdo de investidura al programa radical de la CUP.
«Yo creo», explicó la vicepresidenta, «que para gobernar uno no se tiene por qué someter a minorías», máxime si los programas que defienden atentan contra las normas y las leyes democráticas que imperan para todos los ciudadanos. Y muy especialmente si se trata de partidos tan escasamente representativos de las aspiraciones de la sociedad como es la CUP.
En este sentido, Santamaría recordó que se trata de la última fuerza del nuevo Parlament porque apenas alcanzó el 8% de los sufragios, o lo que es lo mismo, 300.000 votos. Por ello, en el Gobierno consideran especialmente «llamativo» que se pretenda convertir ahora en «programa general» el de una formación cuyo esquema de proceso para Cataluña ha sido rechazado por la inmensa mayoría de los ciudadanos en las urnas.
Con estos mimbres, la número dos del Gobierno enhebró una advertencia dirigida personalmente a Artur Mas. «Si no quiere contagiarse de pronunciamientos radicales como los de la CUP, le pediría que empiece por respetar la democracia y la convivencia», argumentó.
Y más aún, aprovechó para recordar a la formación encabezada por Antonio Baños y al propio Mas que «las leyes son la expresión de la voluntad del conjunto de los ciudadanos y nadie, ni siquiera un partido antisistema, puede situarse por encima de la ley».
A ello sumó el aviso de que las resoluciones de los tribunales están para cumplirse y si no es así «hay mecanismos para hacerlas respetar».
Sáenz de Santamaría no quiso vaticinar abiertamente el escenario de nuevas elecciones en Cataluña, pero tampoco lo dio por descartado. No sería una buena noticia, puesto que en apenas cinco años la comunidad autónoma ha celebrado ya tres llamadas a las urnas, lo que no habla en favor de un escenario de estabilidad que es, en opinión del Gobierno central, lo que en estos momentos necesitan los catalanes.
La vicepresidenta apuntó no obstante, que hasta hace unas semanas, Mas tenía en exclusiva la capacidad de disolver el Parlament en tanto que ahora su propia elección al frente de la Generalitat depende de que puedan «imponerle» un programa territorial, económico y social aquellos a los que sólo ha votado una minoría.