ABC – 06/12/14
· El pistolero de ETA se instala en casa de su hermana en el centro de un pueblo con una decena de víctimas y gobernado por su «sobrino político».
· La convivencia imposible: «Menos mal que no tengo que cruzármelo aún», dice una víctima de ETA al salir ayer de viaje por Navidad.
Me cago en D…». Con un exabrupto y gesto retorcido de rabia reaccionó uno de los acompañantes que escoltaban ayer al dirigente de la ETA más sanguinaria de los ochenta Santiago Arrospide Sarasola, alias «Santi Potros».
El terrorista, protegido por dos hombres que no se separaban de él, miraba hacia abajo, como ajeno al grupito de cámaras que captaban instantáneas de su primer día en libertad después de cumplir 28 años de una condena de 3.000. El pistolero sanguinario, ideólogo de las mayores matanzas de ETA en Hipercor de Barcelona y en la plaza de la República Dominicana de Madrid, acababa de llegar de un paseo matutino por su localidad natal, Lasarte Oria, donde nació en 1948.
Allí se ha instalado en casa de su hermana y de su cuñado, que el jueves por la noche le fueron a buscar a la cárcel de Zaragoza tras decretarse su excarcelación. Antes de llegar a Guipúzcoa, se pararon en una estación de servicio donde retrataron el momento en una fotografía que hicieron circular por las redes sociales en el que es el ritual típico de los familiares de los presos de ETA para festejar que queda «uno menos» en prisión.
Aunque esta vez no hubo grandes alharacas ni cadenas de gente celebrando públicamente su «liberación». «Santi Potros» pasó sus primeras horas con sus íntimos, entre los que se cuenta su cuñado, que es además el padre del segundo teniente de alcalde de Lasarte, Gorka Lizarraga. Este concejal ha protagonizado numerosos encontronazos con la oposición, el último ayer mismo, y además fue condenado y posteriormente absuelto por «desobediencia» a un policía municipal al que llamó «hijo de puta» y al que llegó a amenazar advirtiéndole: «Te vas a enterar, el lunes te veo en mi despacho». El Ayuntamiento sufragó los 1.200 euros de factura de su defensa judicial por el altercado de Lizarraga.
Sin mediar ninguna palabra más con los periodistas, «Santi Potros», vestido con un abrigo acolchado, vaqueros y zapatillas deportivas, y sus dos acompañantes entraron en silencio, a paso ligero, con rostros serios, en el portal donde vive su familia. «¿Sí?», preguntó en euskera una voz de mujer al otro lado del telefonillo. Era su hermana, Pilar. Y subieron por las escaleras.
Justo antes acababan de pasar junto a la «casa del pueblo» del PSE, rebautizada el año pasado con el nombre de Froilán Elespe, teniente de alcalde socialista asesinado por ETA el 20 de marzo de 2001. La sede de los socialistas vascos se sitúa justo enfrente de la casa de «Potros». Tras ese corto paseo mañanero, el terrorista que se distanció de la banda en los últimos años pero sin cerrar el círculo del arrepentimiento y mucho menos público, no se dejó ver más por el pueblo.
Carteles por los presos
La localidad de Lasarte, que albergó numerosa población de otras partes de España durante la etapa de industrialización del País Vasco en los sesenta, está gobernada desde 2011 por Bildu. Ello fue posible gracias a un pacto entre el PNV y un grupo de independientes, que dieron su apoyo a la coalición radical desbancando al PSE del Ayuntamiento.
Desde hace tres años y medio, el pueblo está plagado de carteles en defensa de los presos de ETA, un paisaje visual del agrado de «Santi Potros» y del resto de etarras excarcelados en los últimos meses a raíz de la derogación de la «doctrina Parot», y a los que se les ha venido haciendo homenajes de bienvenida «ongi etorri».
Incluso, según denuncian fuentes municipales del PSE y PP, el equipo de gobierno ha cedido para ello la Casa de Cultura. «El pueblo está asqueroso, lleno de carteles», asegura Jesús Zaballos, exalcalde de Lasarte por el Partido Socialista, que en 2011 pasó a la oposición después de la «pinza» entre nacionalistas. Precisamente en Lasarte el PNV no respetó su norma básica en el resto de Guipúzcoa de dejar gobernar a Bildu esta legislatura allá donde ganó en las elecciones, incluida la Diputación foral, para que se desgaste con la acción de gobierno. Y eso que en Lasarte volvieron a vencer los socialistas.
El panorama es desolador para la decena de familias de víctimas de ETA relacionadas de una u otra forma con el municipio. La mayoría ya no viven allí, como los padres de Froilán Elespe, el concejal del PSE asesinado en 2001. Pero sí la viuda del sargento de la Policía Municipal Alfonso Morcillo. Cati Romero salió de madrugada, a las 4:30 horas, en coche hasta su Extremadura natal para pasar las Navidades con su madre. Por primera vez desde aquel 15 de diciembre de 1994 en que ETA asesinó a su marido, Cati no pasará ese fatídico día en el pueblo. «Esta mañana (por ayer) cuando he cogido el coche he pensado: menos mal, no tendré que cruzármelo hoy ni ver el apoyo del pueblo», dice al teléfono. Otras víctimas de ETA también residen en Lasarte. Serán vecinas de «Santi Potros», jefe de la banda que ordenó el asesinato de sus familiares.
ABC – 06/12/14