EL CORREO 20/04/14
· La hija del parlamentario del PSE asesinado por ETA empieza a acudir a los colegios como parte del programa ‘Adi-adian’ del Ejecutivo vasco.
Sara Buesa, hija del histórico parlamentario del PSE Fernando Buesa, se ha unido al grupo de víctimas del terrorismo que, de la mano del Gobierno vasco, llevan su testimonio de manera presencial a los colegios de Euskadi. Buesa se sumó hace unos meses al programa ‘Adi-adian’, tal y como se ha bautizado a esta iniciativa en la presente legislatura. Un paso del que asegura sentirse «muy contenta», pero que prefiere mantener en el ámbito privado.
El Ejecutivo del PNV decidió dar continuidad al antiguo programa de ‘víctimas educadoras’, que nació bajo el paraguas del gabinete de Patxi López. Y es que, pese a que el testimonio directo de los damnificados en las aulas despertó grandes recelos, sobre todo en las filas nacionalistas, las reticencias disminuyeron en cuanto los afectados empezaron a visitar los centros con un único mensaje prepolítico: la convivencia frente al odio.
La Secretaría de Paz y Convivencia, de la mano del Departamento de Educación, se decantó por mantener esta iniciativa, ampliándola y reforzando su contenido. Así, junto al esfuerzo por informar en persona a los colegios de las características de este programa, desde el Gobierno vasco se percataron de la necesidad de ampliar el grupo de víctimas que, desde la pasada legislatura, participaban en el mismo.
Por un lado, y como novedad, se abrió la puerta de los colegios, además de a las víctimas del terrorismo –ya fueran de ETA, los GAL u otros grupos de extrema derecha– a aquellas personas que sufrieron una vulneración de derechos humanos con una motivación política. El reconocimiento de este colectivo empezó a gestarse con el Ejecutivo del PSE, gracias a la aprobación de un primer decreto de reparación a estos damnificados. La normativa, que vio la luz en junio de 2012, aborda la etapa predemocrática, a la espera que se apruebe una segunda que cubra el periodo actual.
La apuesta por llevar este programa al mayor número de centros posible –en la pasada legislatura participaron ocho colegios– motivó, asimismo, que desde el Gobierno vasco se buscara ampliar el grupo de quince víctimas con el que se inauguró la iniciativa. No solo en lo que a los afectados por excesos policiales se refiere –que ya han empezado a ir a las aulas–, sino también al grupo de damnificados por el terrorismo. Cabe señalar que es un programa que requiere de una disponibilidad que no siempre puede ser atendida, sino que también supone un desgaste psicológico importante.
El pilar de la educación
El nombre de Sara Buesa se une así al de otros familiares de víctimas, como Mari Carmen Hernández, viuda del que fuera concejal del PP Jesús Mari Pedrosa, asesinado por ETA, y el de Iñaki García Arrizabalaga, cuyo padre, Juan Manuel García Cordero, resultó muerto a manos de los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Ambos han alabado en reiteradas ocasiones las bondades de esta iniciativa educativa.
Siempre moderada en sus declaraciones públicas y alejada de la crispación que rodea en ocasiones a los colectivos de damnificados, la decisión de Buesa de incorporarse al programa ‘Adi-adian’ va en consonancia con uno de los pilares de la fundación creada en memoria de su padre, y de la que ella misma es vicepresidenta: la educación a favor de la cultura de la paz y de la democracia.
Ya en el año 2007, la Fundación Fernando Buesa puso en marcha un centro de documentación, que continúa actualizándose y cuya misión es la de recopilar, tratar y difundir todos aquellos materiales que conforman y permiten la transmisión de una memoria de las víctimas del terrorismo, resaltando la importancia de sus testimonios.
Además, ha participado activamente en la realización de investigaciones destinadas a crear nuevos recursos pedagógicos para ayudar a los colegios a sentar las bases de una convivencia en paz y a fomentar el respeto al diferente. Pero también, que sirvan al profesorado de herramienta a la hora de abordar esta materia tan delicada con las nuevas generaciones de jóvenes. Los testimonios directos de víctimas en las aulas están orientados, a priori, a alumnos de Cuarto de la ESO y Bachiller –mayores de quince años–, y se imparten como parte de la asignaturas de Ética, Filosofía o Historia, o insertándolos en proyectos transversales.
La Fundación Buesa se ha mostrado siempre favorable a la presencia directa de las víctimas en los centros escolares. Ahora bien, a raíz de que el Gobierno de Iñigo Urkullu empezara a formar a afectados por los abusos policiales para sumarlos al programa, quisieron advertir de los riesgos de permitir que fueran los colegios quienes decidieran qué damnificados acuden a sus aulas.
«La posibilidad de que determinados centros pudieran rechazar la presencia en las aulas de las víctimas del terrorismo y que, por el contrario, decidieran seleccionar únicamente a las víctimas de otras vulneraciones de derechos, provocaría que pudiera trasladarse una visión sesgada de lo que ha sucedido», alertaron. Un escenario que descartaron desde el Gobierno vasco, al asegurar que es el Ejecutivo, no los centros, quien elige a los damnificados. Y en ese grupo se sitúa ya Sara Buesa.
EL CORREO 20/04/14