ABC 22/09/15
· Su presencia deja claro que ningún gobierno de Francia apoyará la secesión
Varios líderes europeos, los principales bancos españoles, buena parte del empresariado o el gobernador del Banco de España son algunas de las voces que en los últimos días se han escuchado alertando de las consecuencias nefastas de una secesión en Cataluña. Y a todas ellas se sumará este viernes la del ex presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, que cerrará la campaña popular junto a Mariano Rajoy y el candidato del PP en esa comunidad, Xavier García Albiol. El PP sigue alertando del desastre de la independencias –«hay que explicar las cosas», defienden–, pero ha empezado a introducir en su discurso una apelación directa a los sentimientos de los catalanes: «Queremos seguir viviendo juntos».
Estrategia del PP Aunque insistirá estos días en los efectos de la secesión, también apelará a los sentimientos
En la recta final de unas elecciones tan especiales como las catalanas, que el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, calificaba ayer como «el voto de nuestra vida», en el PP están decididos a poner toda la carne en el asador para tratar de movilizar a esa población que no es partidaria de la independencia pero que podría quedarse en casa –o salir de «puente»– el próximo domingo y no ir a votar.
Votantes de generales
Los populares necesitan alcanzar un porcentaje de votos similar al de las generales, movilizar a ese electorado que en un gran número no ha nacido en Cataluña aunque lleva allí toda su vida, y que en las autonómicas no vota PP pero sí puede apoyarles en las generales. Aún hay, según el CIS, casi un 25% de ciudadanos que no saben qué votarán el 27S. En el partido de la calle Génova saben que es vital conseguir que ese día voten a una opción no nacionalista.
Para animar a este colectivo a llegar a las urnas, en el PP sostienen el mensaje utilizado hasta ahora, hablando de los riesgos de la secesión y asegurando que esta no se va a consumar porque «en España la ley se cumple». Pero empiezan a introducir otro elemento: una apelación a cómo sería ese «día después» de todos juntos: «Tendemos la mano a la convivencia», «queremos seguir viviendo juntos», «por supuesto que se va a seguir invirtiendo en infraestructuras en Cataluña»… son algunas de las frases que pronunciaba ayer el vicesecretario de Comunicación del PP.
Pero al mismo tiempo, mantienen el discurso de que Cataluña será «un estado fallido». Y suman a sus argumentos la poderosa voz del ex presidente de la República Francesa Nicolás Sarkozy, que cerrará la campaña electoral el próximo viernes junto a Rajoy y García Albiol. Será la escenificación completa de que, si ya Alemania, Reino Unido y Estados Unidos han manifestado que no apoyan la secesión, tampoco Francia lo hará, independientemente de quién gobierne, ya que Hollande ya se ha pronunciado en contra de la secesión.
Alternativa constitucional
El objetivo es lograr un gran pacto constitucionalista que quieren que lidere el PP, y en el que podrían encontrarse –«pese a las diferencias»– con Ciudadanos. Lo fundamental: «que la gente participe; tienen que ir a votar todos». Se ofrecen a pactar «pese a la imagen que quieren dar de nosotros desde el PSOE», a quienes le llueven críticas por sus pactos con partidos emergentes en muchos ayuntamientos y por copar cargos en la Federación de Municipios pese a contar con menos votos que el PP.
Contra Mas también cargaron: «Ha caído en el esperpento, y está haciendo el ridículo hablando en “indio”». Y aseguró que el «corte de mangas» que el presidente catalán pidió para los dirigentes de PP, PSOE y Podemos, «esperámos dárselo el domingo».