Ante la posibilidad de que por primera vez la España constitucional tenga una oportunidad en Euskadi, es paradójico que quienes iniciaron el ‘constitucionalismo’ ya no están. Para Fernando Savater, estamos ante la oportunidad de que Euskadi disfrute «de los mismos derechos constitucionales que el resto de España», con el relevo del nacionalismo en el Gobierno vasco. Aunque no excluye una vuelta atrás.
Líder del constitucionalismo vasco en el año 2001 -cuando la suma  del PP y del PSE se quedó a 25.000 votos de la mayoría absoluta-, el  filósofo y escritor Fernando Savater observa el momento político actual  en el País Vasco como una continuación de aquel hervor en la sociedad no  nacionalista en el País Vasco. Ofició como protagonista del encuentro  entre Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo en el palacio del Kursaal de  San Sebastián, en la precampaña autonómica de 2001 para defender la  unión constitucionalista, en pleno acoso terrorista a los representantes  de ambos partidos políticos. Aquella apuesta le valió amenazas y muchos  sinsabores por las acusaciones de «frentismo», al haber reclamado el  fin del «nacionalismo obligatorio». Hoy, tras haberse implicado en el  trabajo por la presencia de su partido (UPyD) en el Parlamento Vasco,  considera que estamos ya ante la oportunidad de que Euskadi disfrute «de  los mismos derechos constitucionales que el resto de España», con el  relevo del nacionalismo en el Gobierno Vasco. Esperanzado ante ello, no  excluye sin embargo por completo una vuelta atrás. Tiene una larga  experiencia como luchador desinteresado.
¿Estamos en un momento histórico?
Estamos en la culminación de un proceso histórico que comenzó por el año  2000 por las manifestaciones en la calle contra el nacionalismo  obligatorio. No solamente lo que ha ocurrido ahora no es una ruptura  -como tratan de convencernos los mamporreros de los partidos y de los  medios -«no esto no tiene nada que ver con 2001, 2001 fue  contraproducente y frentista»- etc. Aquéllo, ni fue contraproducente ni  fue más o menos frentista de lo que es ahora. Lo que está ocurriendo  ahora es la culminación de la lucha por la recuperación de la  Constitución, del Estatuto y contra el nacionalismo obligatorio que  empezó en el 2000. Es otra fase de lo que pasó en un momento mucho más  difícil, y con cabezas mucho más interesantes que ahora.
Exponga, pues, la ligazón con aquél tiempo
Entonces, con muchas más dificultades, con mucho más peligro, se sacó a  la gente a la calle por primera vez para decir que el nacionalismo no  tenía que ser obligatorio. Así que todas estas cosas que ahora repiten y  ensalzan: «que ha dicho Patxi López…». Patxi López lo que está  haciendo es citar literalmente discursos míos de hace ocho años, de lo  que me alegro, porque al final uno puede pensar que no valen para nada  pero ahí están, con cierto retraso, eso sí, porque en su momento eran  «crispadores». Aquello se está diciendo ahora, y me parece muy bien.
Lo que me parece muy mal es que mientras desde el PP abominan del  recuerdo de Jaime Mayor y de María San Gil, que fueron los que abrieron  el camino para, digamos, lo que hoy tiene el PP y, desgraciadamente, los  que hoy están han perdido parte de lo que tuvieron Mayor y San Gil y,  por supuesto, y también que lo que hoy dice el PSE es lo que se defendió  en la época de Nicolás Redondo.
¿Cómo explica, pues, ese salto?
Lo que pasa es que tanto los que están ahora como, sobre todo, los  medios de comunicación afines tratan de ocultar esa continuidad porque  no les viene bien. Decían que las manifestaciones de «Basta ya» y la  unión de los constitucionalistas -que ahora parece tan bien- era una  cosa tremenda, y metieron la pata y se equivocaron. Pero salió adelante  algo que no se materialzó porque estaba todavía presente Batasuna. Y  ahora, poco a poco, ha triunfado, y no quieren reconocer que esto es  parte de aquel proceso de 2001. Esto es parte de un proceso, que empezó  ya entonces y que no lo empezaron éstos, probablemente en contra de lo  que querían éstos que están ahora. La paradoja es que la gente que  inició el proceso ya no está, porque han sido defenestrados o  maltratados por sus propios partidos y en cambio los señores que se  opusieron a eso ahora tratan de rentabilizarlo
¿Estamos ya en este momento ansiado por los no nacionalistas?
Yo creo que ya estamos. Yo creo que, si hay un poco de voluntad, ya  estamos. Todavía temo que haya marcha atrás y que de pronto saquen de  algún lado que los socialistas tienen que apoyar al PNV. Yo no creo que  en esta ocasión -sería muy fuerte- se echen para atrás. Pero hay que  tener en cuenta que durante este tiempo se ha comido el coco a la gente,  se le ha dicho y repetido que los socialistas no pueden ir con el PP  sino con el PNV. Cuando durante años se han repetido semejantes  sandeces, ahora, cuando convendría pensar de otro modo, hay quien tiene  todavía en la cabeza esas cosas.
Ahora se abre la esperanza de que por primera vez la España  constitucional tenga una oportunidad en Euskadi. Que por primera vez  haya un lehendakari que en vez de aceptar la legalidad con reservas haya  un lehendakari comprometido con la España constitucional. Es dar una  oportunidad a la España constitucional. O sea que lo que es la España  constitucional, plural, democrática en todo el resto del país tenga poe  fin una oportunidad en el País Vasco, donde no la ha tenido nunca.
¿Se impone la generosidad en este momento para que sea investido Patxi López lehendakari?
Yo creo que, en primer lugar, si es para el nombramiento de Patxi López  como lehendakari se impone la lógica parlamentaria y el hecho de que  conviene un lehendakari no nacionalista. Para nombrarle lehendakari no  habría que poner ninguna condición. Yo separaría la cuestión de la  elección como lehendakari de lo demás. Aquí sí creo que se puede ser  generoso por que no es tanto hacerle un favor sino darle una  responsabilidad. Pero luego, a partir de ese momento, naturalmente, para  colaborar en las políticas que haya que desarrollar, sí. Las  condiciones vienen luego. Apoyaremos que haya un lehendakari no  nacionalista y a partir de ese momento ofreceremos nuestro apoyo para  los cambios. No para la continuidad, no para vender un nacionalismo  disfrazado de socialismo, sino para los verdaderos cambios de política.
Algunas voces piden un reconocimiento mayor del PSE a los otros dos partidos constitucionalistas.
Es verdad que, de momento, las primeras declaraciones que están teniendo  los socialistas son sumamente antipáticas, y además un poco absurdas,  como eso de «no vamos a hablar», cuando no tienen mayoría absoluta.  Primero, han obtenido un resultado mediocre, bastante inferior a lo que  creían. Así que no es que no hayan ganado, sino que no han sacado lo que  creían que iban a sacar. Por tanto calma, por favor. Lo primero que  tienen que hacer es buscar apoyos y empezar a poner cara de simpáticos.  Pero en fin, una vez establecido eso, insisto: la lehendakaritza es una  cosa. A todos nos viene bien que haya un lehendakari no nacionalista,  pero una vez eso, habrá que establecer unos apoyos discriminados
Entre los análisis políticos, hay algunos que contabilizan los votos  nacionalistas e incluso los de la ilegalizada D3M para resaltar que «son  más» que los votos de los no nacionalistas. ¿Alguien se acuerda de los  que tuvieron que irse y no han podido votar?
Primero, si vamos a aceptar que la matemática parlamentaria tiene sus  propias reglas eso hay que aceptarlo para todo. En el momento que están  fuera del Parlamento los violentos, los resultados están ahí. Los  violentos no pueden ser aceptados como votantes normales, no sólo porque  apoyan la violencia sino porque están causando graves daños a las  posibilidades políticas de los demás. Por lo tanto, lo menos que se  puede hacer con los violentos es no computarlos. Probablemente habría  que computar el daño político que hacen, pero en fin, como eso es más  difícil de cuantificar, simplemente no los contemplemos. A quienes  esgrimen estos argumentos yo les diría que se trata de gente que no  quieren participar en el juego parlamentario, y lo que se ve, no ahora,  sino ya desde el año 2001, es que cuando no se computan los votos de los  violentos, parlamentariamente siempre ganan los no nacionalistas. Lo  habrían sido en 2001 si no hubiera estado Batasuna.
Que además, como bien señalas, se argumente la existencia de esos votos,  cuando se han ido pongamos que 150.000 personas del País Vasco en los  últimos años -estamos hablando de 150.000 votos que lógicamente no van a  ser entusiastas del nacionalismo- ¿todo eso no lo vamos a contar? Es  parte del daño que la violencia está haciendo sobre los derechos de los  demás. Porque también dentro del País Vasco está esa gente que con miedo  a la violencia vota al PNV por evitar otro mal mayor. No es verdad que  haya más nacionalistas parlamentariamente hablando en el País Vasco. No  es verdad. Hasta que no haya cese de la violencia no sabremos realmente  cuántos nacionalistas hay, y puede que nos llevemos una sorpresa.
La primera reacción del PNV ha sido beligerante. ¿Qué cree que va a pasar?
El PNV está mostrando una cara que supongo que es peligroso para ellos,  porque está confirmando los peores augurios sobre lo que en resalidad es  el PNV. Esas cosas que está ya difundiendo Anasagasti en su blog, «es  que ahora, con los socialistas, ETA va a matar a más gente», ¿es para  eso para lo que sirve ETA?. ETA sirve, primero, para que ganen siempre  los nacionalistas porque los no nacionalistas no tienen libertad y, si  por alguna casualidad, o por alguna intervención de la Justicia no  ganan, y parlamentariamente pueden gobernar los no nacionalistas  entonces sirven todos para asustar y para decir que se van a echar al  monte. Así que si no queremos violencia y que no nos maten tienen que  ganar ellos, y cuando no ganan, se acabó el diálogo y, todo son  amenazas.. bueno. Nosotros sabemos que los nacionaloistas son así, pero  se están mostrando ante todo el mundo así . Se estarán dando cuenta de  que cuando nos estamos quejando de ellos no es por capricho.
ESTRELLA DIGITAL, 6/3/2009