Se ha creído lo que no es

EL MUNDO 21/05/15 – VICTORIA PREGO

· Por si fueran pocas las dificultades que el Partido Socialista encara en estas elecciones y en las siguientes de noviembre, ahora se le añade otra contrariedad insólita, llamativa y lamentable por lo que evidencia de baja calidad y escasa capacidad política: la aplastante evidencia de que los dos líderes más importantes en este momento del PSOE no se entienden, no se tragan y poco les falta para que no se saluden. Lo que ayer pasó en Alcalá de Guadaíra fue la exhibición fuera de todo disimulo del desencuentro entre Susana Díaz y Pedro Sánchez quien, aunque ella parezca no aceptarlo, es su secretario general y, por lo tanto, su jefe.

Pero la presidenta andaluza se comporta como si creyera que es la heroína de la más grande hazaña que vieran los hombres, lo que le hace merecedora del derecho a la arbitrariedad, la imposición y el desprecio al otro. Puede sonar demasiado dura esta descripción, pero es la conclusión obligada que se extrae del trato dispensado por Díaz a Pedro Sánchez durante toda la campaña y que se consumó en el mitin de ayer tarde.

No ha tolerado ella que su secretario general interviniera en Sevilla, sino que lo ha forzado a hacerlo en una localidad que no llega a los 100.000 habitantes; no ha permitido que el partido organizara para Sánchez un acto multitudinario como el de Valencia, sino que le ha encerrado en un teatro donde no caben ni mil personas y, para rematar la descortesía, sólo le mencionó de pasada y en el último minuto de su discurso, seguramente porque tenía que darle paso y no había mas remedio.

Susana Díaz parece haber comprendido mal su papel dentro del PSOE, la dimensión de su éxito y puede que incluso la dimensión política de su persona. Da la impresión creciente de que tiene una excelsa opinión de sí misma y que abriga el convencimiento de que su secretario general no es quién para arrebatarle a ella ni un ápice de protagonismo.

Esa fue desde luego la penosa sensación que dejó a los observadores su comportamiento de ayer, que se suma al mantenido durante toda la campaña. Se ve que no es consciente de que la primera y muy buena impresión que causó a nivel nacional en los comienzos de su mandato se diluyó hace tiempo y de eso no quedan ya ni las raspas.

Pedro Sánchez será el candidato de su partido a la Presidencia del Gobierno y ella se quedará en Andalucía, no en esta legislatura, a lo que está moralmente obligada, sino en la siguiente y en la de más allá porque, con la gestión que ha hecho de su mandato anterior metiendo a su comunidad en el laberinto en que se encuentra ahora sin que hubiera necesidad alguna, ha demostrado no tener la talla política exigible para aspirar a destinos más altos. Por no hablar del flaco servicio que le está haciendo a su partido, que es el PSOE, aunque ella ni lo mencione en sus discursos, con actitudes tan desconsideradas como la exhibida ayer.