Se llamaba Victoria Prego de Oliver y Tolivar y se nos ha muerto de cáncer a los 75 años. La admiraba y la quería a partes iguales y he seguido con angustia la evolución de su enfermedad desde que recayó cuando creíamos que la había superado. Ella retrató como nadie la transición española. Al irse nos ha dejado un desamparo frente a quienes estaban en las antípodas, en sentido democrático y en criterio ético. Mi más sentido pésame a su marido, Elías Andrés y a sus dos hijos. La vamos a echar de menos. Era irrepetible. Como decía esta mañana Casimiro García Abadillo, su compañero de tantos años en El Mundo y en su última aventura periodística en El Independiente:Nadie nos podrá quitar el privilegio de haberla conocido, de haberla tratado. Descansa en paz, querida amiga.