EL CORREO 08/03/14
· Dirigentes alaveses hacen autocrítica por su beligerancia en la crisis y asumen que «el lío era innecesario».
El mensaje político de los populares vascos, hasta ahora solapado por el impacto de la crisis interna, comenzará a emerger hoy en la jornada central del congreso de ratificación de Arantza Quiroga, que estará arropada por Mariano Rajoy. La apuesta de la presidenta por el PP de Bizkaia, representada en la elección de la parlamentaria Nerea Llanos como ‘número dos’, va a poner a prueba la solidez del discurso renovador que abanderó Iñaki Oyarzábal en su etapa como secretario general. De hecho, sectores del partido temen un giro conservador tras esta remodelación del ‘núcleo duro’ del partido y su escorzo hacia la organización territorial –la vizcaína– que más se ha resentido en las urnas en las últimas elecciones.
Las señales dejadas por la contienda aún eran visibles en sus protagonistas, reunidos en el Kursaal donostiarra, en el día después del desenlace de la refriega más descarnada que recuerdan los populares. En el arranque del congreso, la plana mayor del PP vasco se dio cita en su primer gesto de reconciliación. La primera en llegar fue la nueva secretaria general. Sonriente, Nerea Llanos departía con su jefe territorial, Antón Damborenea. Después entró la presidenta, Arantza Quiroga, rodeada por una nube de cámaras. Junto a su líder en Gipuzkoa, Borja Sémper, Quiroga inauguró una exposición sobre las raíces liberales y fueristas que han dado forma a lo que es hoy el Partido Popular de Euskadi, elaborada por el profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV, Pedro Chacón.
La ejecutiva alavesa llegó encabezada por Iñaki Oyarzábal y el diputado general de Álava, Javier de Andrés. Tras ellos, entró el presidente territorial, Alfonso Alonso. No era un día especialmente dado a los gestos de distensión, a juzgar por las expresiones de algunos altos cargos. Seguían las sonrisas nerviosas, las rigideces y los nervios a flor de piel. Pese a ese clima de cierta tensión, Oyarzábal se hizo con los abrazos y saludos más calurosos de afiliados y cargos públicos reunidos en el Kursaal a la espera de la gran movilización que tendrá lugar en la jornada de hoy. Será una cita crucial para el liderazgo de Quiroga –sometida al escrutinio de los militantes– y el futuro de las siglas que comanda.
«Tras la tormenta, siempre llega la calma», advirtió la nueva secretaria general, en el estreno del cónclave. La jornada puede marcar las pautas políticas de por dónde respira el nuevo PP de Quiroga y el tono con el que encara el debate sobre cuestiones sensibles como el fin de ETA. Nerea Llanos ofreció algunas señales horas antes en el cara a cara que mantuvo con el lehendakari, Iñigo Urkullu, en el Parlamento.
En la polémica abierta por el papel de los verificadores internacionales, acusó a Urkullu de «hacer el caldo gordo a ETA» por haber destacado la «importancia» del tímido gesto de desarme de los terroristas que los populares consideran «una tomadura de pelo». Una declaración en línea con la carga de profundidad lanzada días atrás por Quiroga a Urkullu, al que había señalado como «el portavoz de los presos» por su insistencia en pedir una política penitenciaria más flexible.
Efectos «catastróficos»
Llanos lleva en la Cámara vasca la voz cantante de su grupo en los asuntos sobre la consejería de Seguridad, en una función desempeñada antes por Carlos Urquijo, hoy delegado del Gobierno. Los sectores renovadores del partido aguardan con expectación el discurso político de hoy, aunque se descarta un giro de fondo, como quedó de manifiesto en la votación de las enmiendas a la ponencia política elaborada por Borja Sémper. Todas las que implicaban cambios sustanciales fueron rechazadas. Entre ellas destacó una procedente del valle alavés de Ayala, firmada entre otros por el concejal Santiago Abascal Escuza, padre de Santiago Abascal, el exparlamentario del PP que se ha convertido en fundador de Vox. La propuesta cuestionaba que ETA haya sido «derrotada» por el Estado de Derecho y planteaba el término «debilitada». No salió adelante.
En el día de su consagración, Quiroga tiene previsto renovar la apuesta por un partido abierto, de mano tendida y con vocación de pacto para volcarse en los problemas reales de los vascos. La plana mayor del PP confía en que Rajoy, que clausura el cónclave, tenga una intervención política de peso sobre el proceso de desaparición del terrorismo, en un intento por reforzar el papel del partido en Euskadi. La presidenta aprovechará para llamar a la unidad y comenzar a cerrar las heridas.
Una batalla que todas las partes consideran que ha tenido efectos «catastróficos». El sector alavés ha comenzado a hacer autocrítica sobre su beligerante posición en el pulso con Quiroga, a quien consideran artífice del inicio de los problemas. Oyarzábal se refirió ayer a ella al considerar «obvio» que es quien tiene que «dar las explicaciones» sobre las razones de que él ya no continúe como ‘número dos’ . Aunque entendió que la presidenta habrá querido «hacer su equipo», Oyarzábal subrayó que «no se han hecho bien las cosas» y que «el lío era innecesario, pero «se ha sabido reaccionar» a tiempo.
Sus declaraciones revelan la crudeza de la pugna y el propósito de enmienda en el que coinciden en público sus dirigentes. En Álava, algunos cargos asumen que «se estiró demasiado la cuerda hasta el último momento», aunque insisten en que su pelea, «apoyada por todos» los cuadros del partido en el territorio, ha ido más allá de una lucha por el poder. Se trataba de defender «una determinada forma de organizar el partido, articular su discurso y dirigir su proyección pública».
«Ahora nos toca evaluar los daños colaterales y recoger los heridos tendidos en el camino. Pero ha quedado clara nuestra defensa de los intereses de Álava», subrayó un dirigente de la ejecutiva de Alonso, con la vista puesta en las elecciones municipales y forales de 2015, en las que los populares aspiran a revalidar los gobiernos de la Diputación y el Ayuntamiento de Vitoria.
EL CORREO 08/03/14