Hubo mucha gente ayer en Barcelona, un hervidero de manifestantes que llegaron a 300.000 según los organizadores y se quedaron en solo 50.000 según la Guardia Urbana, que se ahorra manifestantes constitucionalistas seguramente para añadirlos a las manifestaciones independentistas. La chusma golpista que parasita la Generalidad había hecho campaña durante la semana para hacer creer a la población que la de ayer era una manifestación contra los catalanes.
Mucha gente que servía para que los constitucionalistas se reconocieran entre sí, en modo alguno para que Sánchez se arrepintiera de su despropósito. Ese mismo era el fin de las manifestaciones contra el terrorismo en el País Vasco, algunas muy numerosas, pero que solo sirvieron para atenuar el sentimiento de soledad de los manifestantes, no para que la banda terrorista desistiera de su actitud.
¿Cuántos manifestantes habrían sido necesarios para que Sánchez renunciara a la amnistía y a la consiguiente investidura? Así a ojo, deberían haber acudido a Barcelona unos 47 millones de españoles. Aún en ese caso no pesarían tanto como los de Sánchez, aquí su señora y su hija mayor que tiene cumplidos los 18, aunque es muy probable que el psicópata no se atreviese a afrontar semejante reto sin el apoyo de esa ejemplar force de frappe que componen Félix Bolaños, Patxi López y Oscar Puente.
O sea que Pedro Sánchez no va a ver cuestionada su voluntad de cambiar amnistía por investidura. Los asistentes coreaban gritos como : “No en mi nombre: ni amnistía ni autodeterminación” y una consigna que ya gozó de mucha popularidad en la manifestación de 2017: “¡Puigdemont a prisión!”, aunque afortunadamente ayer no estuvo Borrell, a quien la candidez de los convocantes eligió para uno de los discursos finales y ante los gritos de la muchedumbre, la comparó con las turbas en el circo romano. Seis años después lo sustituyó Paco Vázquez, Alcalde de La Coruña durante 23 años. Fue una sustitución ventajosa que, además, permitió conocer a los españoles que hay socialistas decentes, aunque sean pocos y en el PSC todavía menos.
Prueba evidente de ello es que no hubo un solo manifestante del PSC. Sí del PP, salvo Rueda, Mañueco y Guardiola, que por lo visto tenían asuntos más interesantes que atender. También hubo manifestantes de Vox, rama de los supervivientes, aunque Tanto Alberto Núñez Feijóo como Santiago Abascal se esforzaron en no coincidir en las fotos, marcados como si aún estuvieran marcados por la maldición de la plaza Colón. Esto demuestra que no saben cómo se las gasta el sanchismo, porque Salvador Illa denunciaba, irreductible: “Hoy, Feijóo y Abascal vuelven a ir de la mano para generar miedo y crispación”. Se corearon los himnos, con más fuerza el español y tuvo un momento emocionante cuando la megafonía transmitió la canción del Dúo Dinámico ‘Resistiré’. Hay momentos en los que formar parte de la ciudadanía española proporciona una satisfacción interior que no pueden sentir el farsante de la Moncloa y sus cómplices.