VICENTE VALLÉS-LA RAZÓN

  • El Gobierno dispone de pocos días para dar salida a su reforma laboral. A fecha 24 de enero de 2022, la coalición no cuenta con los apoyos que necesita
Como regla general, España no es un país en el que sea conveniente parpadear a menudo, porque podemos perdernos algo importante durante ese mínimo instante en el que cerramos los ojos para lubricarlos. Siendo así, parece razonable recomendar que mantengamos la alerta en las semanas que tenemos por delante, porque pueden ser determinantes para el discurrir de la legislatura.

El Gobierno dispone de pocos días para dar salida a su reforma laboral. A fecha 24 de enero de 2022, la coalición no cuenta con los apoyos que necesita. No es la primera vez que PSOE y Podemos llevan al límite la negociación con sus socios parlamentarios, y después consiguen su objetivo. Pero, en esta ocasión, han sonado las primeras alarmas: la actitud de Esquerra, Bildu y PNV es más belicosa de lo común y, en determinadas declaraciones públicas, con un tono amenazante. El nacionalista vasco Andoni Ortúzar advierte a Moncloa de que si no cumple sus exigencias «se va todo al carajo», y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, explica a la posible candidata electoral Yolanda Díaz que los independentistas catalanes «no votan proyectos personales».

Esa determinante votación se producirá a pocos días de las elecciones en Castilla y León, donde está en juego bastante más que el reparto de escaños en el parlamento autonómico. De las urnas del 13 de febrero saldrá una clasificación de vencedores y vencidos que condicionará el transcurrir de la política nacional en los meses inmediatos, como ya ocurrió con las elecciones madrileñas del pasado 4 de mayo, y como puede ocurrir si los andaluces son llamados a votar antes del verano.

Pero otro elemento se ha presentado sin avisar en el centro de la escena: la tensión entre Rusia y Occidente. Si este conflicto se resuelve pronto, la coalición PSOE-Podemos respirará aliviada. Si, por el contrario, se enquista, Pedro Sánchez tendrá que mostrar su reconocido virtuosismo político para hacer compatibles en el mismo gobierno el apoyo a los aliados de España, y el rechazo que han manifestado varios de sus ministros. Y esto ocurre, a seis meses de la cumbre de la OTAN en Madrid.