Tonia Etxarri-El Correo

 

No le salieron los planes a Pedro Sánchez. Hubiera querido evitar el control parlamentario durante un mes, por lo menos. Pero a cambio del apoyo de Ciudadanos a su quinta prórroga del estado de alarma, tendrá que seguir pidiendo permiso al Parlamento dentro de quince días. Desgastándose en la Cámara al quedar en evidencia su fragilidad parlamentaria. «Cada vez más solo», le sentenciaba ayer el popular Pablo Casado que, después de tres votos afirmativos y una abstención, a la quinta se plantó con un ‘no’. Porque considera que el Gobierno de Pedro y Pablo está abusando del estado de alarma. El mismo voto negativo que ERC, uno de los socios de investidura.

A Sánchez le habría gustado la cuadratura del círculo. Con PNV, Ciudadanos y ERC. Pero donde se ubica Ciudadanos no alternan los secesionistas catalanes. Y al presidente ahora le interesa distanciarse de la imagen de la concesión a las peticiones independentistas, en plena pandemia. ERC se excluyó para votar que ‘no’. Pero volverán a encontrarse.

Nunca sabremos qué hubiera hecho Inés Arrimadas si, finalmente, Sánchez hubiera congregado el apoyo simultáneo de los tres partidos. Pero Ciudadanos tiene a gala decir que han conseguido frenar la puesta en marcha de la mesa de negociación entre el Gobierno central y la Generalitat. El tiempo seguramente volverá a reubicar a ERC dejándose utilizar por Sánchez. Tampoco está cómodo el PNV con el partido jacobino y aliado del PP en la campaña electoral vasca. Pero los jeltzales prefieren presentarse en la campaña electoral vasca como los ‘conseguidores’ de la cogobernanza en la gestión del coronavirus.

Ayer el presidente enjabonaba al partido liberal. Destacando la importancia de sus 10 escaños frente a los los 89 del PP. Dónde va a parar. Esos 89 se han convertido en irrelevantes «por alinearse con la ultraderecha». Un Edmundo Bal desconfiado advertía «no se confunda, presidente, no somos sus socios». El CIS de Tezanos les ha premiado en su cocina demoscópica y algunos se temen que se trate del abrazo del oso. Están teniendo su minuto de gloria en el Congreso. Pero, ¿cuántos de sus electores compartirán tanta distorsión entre su discurso y su voto? Ayer Sánchez, que intercambia cromos donde puede, agradeció a EH Bildu su abstención. Perdió la oportunidad de emplazar a los amigos de ETA a que condenasen el ataque que la socialista Idoia Mendia sufrió en su domicilio con pintadas y pasquines favorables al preso Patxi Ruiz. Nada de condenas a los actos violentos. Rechazo, a lo sumo. La coalición abertzale, en las instituciones vascas, se negó a suscribir una declaración. Tanto prejuicio de Sánchez con el centro derecha y tan condescendiente con quienes son incapaces de condenar la violencia no se entiende.