¿‘Sharia’ en las Cortes?

EL MUNDO 03/07/17
F. JIMÉNEZ LOSANTOS

VARIOS medios en Internet, casi ninguno español, se hicieron eco la semana pasada de la llamada de la policía de Estocolmo pidiendo ayuda porque ha perdido ya el control de 62 barrios –12 más en pocos meses– de la capital sueca, en los que milicias islámicas imponen la sharia y la policía no entra. Es decir, donde el Gobierno que pastorea el edén socialdemócrata les ordena no entrar. Evitemos la imagen de una Suecia en conflicto civil y religioso. La realidad, pase, la imagen, jamás.

Claro que se puede ver de otra forma: el Estado sueco renuncia a proteger la libertad de las mujeres musulmanas y de cualquier otra mujer, además de los gais, lesbianas, transexuales, travestis o inmorales que molesten estéticamente a la parapolicía islamista que manda en el barrio. Suecia, ayer escaparate de diversidad, lo es hoy de intolerancia. Tal vez porque lo que ayer se combatía como represión hoy se traga como multiculturalismo.

Estos días, en el WorldPride de Madrid, ha habido populosas y orgullosas manifestaciones, copadas por los partidos políticos, que habrán disfrutado sobre todo los que viven en lugares donde una opción sexual te condena ya en la escuela –siguen siendo casi todos– o de países islámicos donde la homosexualidad está prohibida; o penada con la horca, como Irán. Como siempre, se han hecho burlas a la Iglesia católica y se ha repetido lo mucho que el franquismo reprimía a los homosexuales, como si hubiera sido el único país de Occidente en hacerlo y, sobre todo, como si hoy, en Oriente y una parte cada vez mayor de Occidente la persecución, no sólo discriminación, por motivos sexuales, sigue aumentando donde manda el islam. No sé si alguna carroza aludiría al fenómeno. Hubiera sido novedad.

Lo que sí ha habido es algún silbido a Rivera, muchos a los del PP y grandes aplausos a Pablenin, que esta semana obtuvo el permiso del Congreso para seguir cobrando miles de euros al mes del régimen de Irán, el que ahorca en grúas a los homosexuales en estadios de fútbol. Siempre son muy aplaudidos los comunistas, cuyo icono, el Che, creó los campos de concentración de la UMAP para los gais cubanos.

En Cataluña hay ya pueblos donde impera de hecho la sharia. Cuando Iglesias, o Mezquitas, defienda un referéndum islámico por barrio –¿quién puede temer a las urnas?–, lo ovacionarán.