Félix de Azúa: «Si el artículo 155 se hubiera aplicado hace dos años no estaríamos en esta situación»

EL MUNDO 08/11/15 – ENTREVISTA FÉLIX DE AZÚA

· Félix de Azúa (Barcelona, 1944) tiene la cabeza amueblada con ideas que escapan a la metódica holgazanería del pensamiento actual. Su testa de prior benedictino guarda un fondo de individualismo, un rumor de ironía inflamable. También un cierto mosqueo irremediable. Novelista, poeta, pensador y luminoso ensayista. Autor de libros como Biografía de papel, Contra Jeremías o Génesis. Es un intelectual de mucha tralla al que nada le es ajeno.

PREGUNTA.– ¿Hemos tocado fondo en el desafecto entre la política y la gente?
RESPUESTA.– Hay que ser optimista: yo creo que aún no. Cuando era joven la relación entre los políticos del franquismo y nosotros sí que era desafección. Había una barrera absoluta. En estos últimos años la ciudadanía ha respondido a la irresponsabilidad política, a su mediocridad y a su mezquindad, pero no ha roto con ellos. La prueba está en que cuando aparece alguien aprovechable vamos hacia él con fuerza. Ahí está el auge de Ciudadanos.

P.– Al menos se ha vuelto a hablar de política desde el 15-M.
R.– En eso soy muy escéptico. El 15-M fue una burbuja. Lo confirmé cuando escuché al personaje que ha tomado el mando. Es un regreso a la política universitaria. Y eso no es política. El pobre Pablo Iglesias confundió a los profesionales de la política con los chicos de la universidad, a quienes convences con caramelos. Ya veremos cómo acaba su partido.

P.– ¿Son solución los nuevos partidos?
R.– Confieso que soy de Ciudadanos desde la fundación. Es gente seria, con trayectoria digna y con experiencia laboral. Además tienen estudios. Otro punto a su favor en un país que desprecia el saber. El peligro es que en un crecimiento tan rápido se les cuelen indeseables. En cambio, Podemos tiene una señora que alardea de orinar de pie por las calles de Barcelona; otro en Madrid que quiere meter a los judíos en un cenicero… Es de una falta de seriedad propia del botellón.

P.– Es interesante el momento electoral que vivimos.
R.– Lo es. Hay dos asuntos principales que se van a resolver ahora, para bien o para mal. El primero es el tema catalán: de estas elecciones saldrá reventada CDC, que sigue siendo el poder mayoritario de Cataluña en un sentido práctico. Si ese partido de modales agrarios se viene abajo, el paisaje cambia completamente porque el independentismo volverá a donde siempre estuvo, en el 30% de chalaos con el que ya contamos… El segundo asunto a resolver de inmediato (y que el PP no ha entendido ni entenderá) es lo que con razón llama Pablo Iglesias el «capitalismo de amiguetes».

P.– Las puertas giratorias y el reparto de cargos…
R.– Es intolerable que los políticos más mediocres estén premiados con cargos en grandes empresas y bancos. Es una muestra de corrupción bárbara. En el PP ganan fortunas los que no hacen absolutamente nada. El ídolo de los más ineptos es Rajoy, como antes fueron los socialistas.

P.– ¿Cuál es la vocación independentista de Artur Mas?
R.– No lo era, pero fue forzando la máquina para conseguir una negociación mejor hasta que la máquina se volvió loca. A la vez que no pueden pagar las deudas con las farmacias, por ejemplo, invierten sumas ingentes de dinero público en embajadas inútiles de Cataluña en el extranjero. En este proceso, Artur Mas (un empleado de Pujol) se dio cuenta de que si detenía el camino iniciado Pujol acabaría en la cárcel. Y no sólo Pujol, sino sus siete hijos. Son como la familia Gadafi. Así que aconsejado por el patriarca pensó en forzar al máximo el desafío para evitar que se toque a la familia.

P.– ¿Y Antonio Baños, qué es?
R.– No tiene el menor interés. Es uno de esos tipos a los que les ha ido muy mal en la vida y en su deriva apuestan por incendiar el mundo. Este pobre hombre, que debe de ser muy simpático como compañía de tasca, se ha visto con un poder monumental porque en Cataluña hay mucha gente que vota a frikis. El problema no es Baños sino de la gente que le ha dado el voto.

P.–¿Se llegará a la suspensión de la autonomía en Cataluña y a la aplicación del artículo 155?
R.– Yo ya lo habría aplicado.

P.– ¿Sin más?
R.– No sin más, sino con todo lo que ya hemos visto. Si se hubiera aplicado hace un par de años no estaríamos en esta situación. En el momento en que el presidente de una Comunidad Autónoma, que es un empleado del Estado, desobedece las órdenes del Constitucional hay que decapitar ese Gobierno. Es igual que cuando nos piden cumplir con Hacienda mientras la mayoría de los miembros de las clases dirigentes tienen cuentas en el extranjero. Estas son las cosas graves de este país.

P.– ¿Cree que aplicarán el 155?
R.– No creo que Rajoy lo aplique. Es un hombre sin sangre ni cerebro. Qué podemos esperar de alguien que alardea de leer sólo prensa deportiva. Es un hooligan de la idiotez.

P.– ¿Ve alguna solución para este asunto?
R.– Es que los catalanes están convencidos de que hay que pagarles la vida. Han vivido siempre del privilegio. La industria textil, que es su orgullo, está erigida con la sangre de los españoles. Se convirtieron en lo que son gracias a Franco. Esta locura, que dicha así parece un chiste, es absolutamente real. Y además son xenófobos hasta la médula, como demostró Marta Ferrusola.

R.– En un artículo de su libro Contra Jeremías habla de que en estos años España se ha dejado ver mejor en el lugar donde lleva mucho tiempo instalada, en la pobreza. ¿Es el mayor problema?
R.– Uno de ellos. Es que España es un país pobre y sigue siéndolo. Las nuestras son ciudades pobres, sucias, desarticuladas, desorganizadas, sin recursos inmediatos… La sociedad es pobre porque nadie se ha preocupado de sus necesidades primarias. Aquí hablan de ayudar a los desfavorecidos con asuntos como el IRPF o el IBI, pero no se plantean ayudar con mejor educación, con bibliotecas públicas, con mejor asistencia sanitaria. Son unos mediocres.

P.– ¿Repetirá Rajoy como presidente del Gobierno?
R.– A lo mejor es inevitable, y lo sentiré muchísimo. Ciudadanos va a sacar muchos diputados, pero aunque sean muchos sólo podrá pactar. Y ahora mismo nadie sabe con quién, porque dependemos de los resultados y eso es incalculable con la delirante aritmética electoral. Si Ciudadanos pacta con el PSOE tiene un problema inmediato: retirar la propuesta socialista de reforma de la Constitución, que es ridícula.

P.– ¿En qué sentido?
R.– Porque plantea otorgar a Cataluña la identidad nacional, una imbecilidad nominal. Cuando las demás autonomías reclamen lo mismo esto puede acabar en guerra civil.

P.– ¿Tanto?
R.– No sería la primera vez.

P.–¿El PSOE tiene remedio, más allá de jugar a los fichajes?
R.– Ninguno. Están tan preocupados por los sillones, prebendas y cuotas que necesitan el clientelismo para sobrevivir. De ahí sus movimientos. Los fichajes demuestran que les da todo igual.

P.– ¿Y si pacta Rivera con el PP?
R.– Albert Rivera ya dijo que la primera condición será que el presidente no sea Rajoy, lo que me parece muy bien. Ahora, ¿puede el PP conceder eso? Me parece que no.

P.– ¿Por qué se desinfla Podemos?
R.– Porque flojean en el momento en que pasan de nube universitaria a unidad con responsabilidad política.

P.–¿La democracia ha pasado a ser un fenómeno mediático?
R.– Tenemos una democracia de pura imagen que no se explica bien. Por ejemplo, Iglesias no ha rendido cuentas sobre cuándo, cómo y dónde ha cobrado de Venezuela. ¿Cómo es posible que este país admita algo así? Qué extraña suspensión de la moralidad aplicamos a los políticos.

P.– ¿Nuestra libertad, como usted dice, es estar condenados a elegir?
R.– En los países realmente democráticos te enseñan a elegir de un modo egoísta, porque para que una democracia funcione debe de ser egoísta. Aunque la nuestra sigue funcionando como el régimen de Franco, por pulsión ideológica. Así sólo vamos al desastre.