Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 8/5/12
Era inevitable. Todas hieren, la última mata. En los tres primeros párrafos de ‘El buque fantasma’ (El Mundo, 5-5-2012) se declaraba visto para sentencia este asunto coligado:
El Gobierno vasco ha entrado en fase crepuscular. El agotamiento del proyecto, si es que alguna vez lo hubo, era perceptible desde hacía algún tiempo, pero es que ya no quedan ganas ni siquiera de guardar las formas. La iniciativa parlamentaria de instar al Gobierno vasco a presentar un recurso de inconstitucionalidad contra los recortes de Rajoy es uno de esos momentos grandiosos de la crisis de una pareja.
Hasta aquí llegó la cosa. No va más. Basta dar un repaso a las endechas que se han intercambiado los portavoces de ambos partidos para preguntarse cómo es posible que continúe ese acuerdo de Gobierno ni una semana más. ¿Puede el PSE gobernar con los enemigos del autogobierno, unos xenófobos como Le Pen, ángeles exterminadores del Estado del bienestar y aniquiladores de derechos?
¿Pueden los populares gobernar con un lehendakari al que ayer mismo acusaban de ser un Gobierno de agitación, de carecer de proyecto económico y de liderazgo y de tener como modelo un conjunto vacío? Resulta francamente difícil de entender que los populares vascos sigan apoyando con sus votos a un gobernante como López a quien acusan de haberse constituido en un contrapoder al Gobierno de España.
Fue todo un sueño y estuvo bien mientras duró. Los dos primeros años el Gobierno López devolvió una ilusión de libertad a los ciudadanos vascos. Los socialistas nunca creyeron en el pacto de Gobierno, salvo en el aspecto que les permitía ocupar todos los cargos del Gobierno a cambio de una declaración programática interpretable y la presidencia del Parlamento vasco para Arantza Quiroga, no hay acuerdo perfecto.
Siempre estuvieron en páginas opuestas, como ilustra involuntariamente la foto de El Correo. Fíjense en las miradas: los populares miran hacia las manos que se juntan, mientras los socialistas ya miraban a otra parte. Hace ya meses que los dirigentes del PSE no se recatan en sus desdenes al socio que les sostenía con sus votos. Vean una muestra.
Hoy hace exactamente un mes, Jesús Eguiguren, el verso suelto, reclamaba por última vez, ya lo había hecho antes, la ruptura del acuerdo de Gobierno con los populares.
Odón Elorza insistía en la misma idea 15 días más tarde. ¿Versos sueltos? No, estos dos son más bien las poesías completas del partido. Lo que dicen ellos es relativizado en un primer momento por el aparato, que después se aplica a cumplirlo religiosamente.
Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 8/5/12