Cristian Campos-El Español 
 

«¿Ordenó o no ordenó usted el Código Rojo?» le pregunta Tom Cruise a Jack Nicholson en una de las mejores escenas «de juicios» de la historia del cine, la de la película Algunos hombres buenos. «¿Se comprometió o no se comprometió Pedro Sánchez con Bruselas a implantar los peajes en las carreteras españolas?» se preguntan los españoles a 48 horas de la apertura de las urnas. Es una pregunta interesante.

La respuesta la dio ayer jueves la Comisión de Ursula von der Leyen. Sí, Pedro Sánchez se comprometió. Así que la pregunta ahora ha pasado a ser si lo hizo obligado, es decir por exigencia de la Comisión a cambio de la entrega de los fondos europeos, o por iniciativa propia. Y la respuesta es que lo hizo a iniciativa propia, a tenor de la respuesta que la misma Comisión le dio al eurodiputado José Ramón Bauzá: «Esta medida no responde a ninguna propuesta o exigencia específica de la Comisión».

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Feijóo se ha comprometido a cambiar la ley electoral para que no haya elecciones en julio o en agosto. Es una medida no ya razonable, sino de elemental sentido común, y de la que, sin duda alguna, se acordarán muchos españoles este domingo cuando hagan cola para votar en colegios sin ventilación a 34 grados en Badajoz, 35 en Madrid o 38 en Córdoba.

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Un riesgo añadido al calor. Si los ciudadanos que han sido escogidos para formar parte de las mesas electorales no se presentan, las autoridades obligarán a presidir esas mesas a los primeros ciudadanos que se presenten para votar en ese colegio.

Ahí va una recomendación. No vayan a votar a primera hora. Desayunen con parsimonia, dúchense, paseen al perro, lean el diario con atención y dejen que algún otro despistado se lleve la sorpresa. Y a las 12:00, voten en su mesa antes de encaminarse al bar más cercano para celebrar la fiesta de la democracia con un vermut. Eso sí, sonrían al presidente de su mesa, porque su día será peor que el suyo.

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Último día de campaña y ya empieza a asomar la cabeza el famoso gamusino electoral de cada cuatro años. Ese animalillo mitológico que, como la materia oscura o la mayoría silenciosa del cinturón rojo de Barcelona, se supone que está ahí, pero nadie ha visto jamás: el indeciso. Ese ayatolá de los cargantes que, después de cuatro años, todavía anda esperando a que los cielos se abran en las últimas horas de la campaña y Yahveh en persona le lancé una señal que le aclare el sentido de su voto.

Dicen los diarios que los indecisos se cuentan por cientos de miles. Por millones, de hecho. Según un diario monclovita, 3,5 millones. Suficientes, si votaran todos al PP o al PSOE, para dar a cualquiera de los dos una arrolladora mayoría absoluta.

Pero ¿quién conoce a algún indeciso? Yo lo que conozco es a mucho intenso que «dice» estar indeciso, quizá porque cree que eso le convierte en alguien especial. En alguien que no concede su voto a la ligera, ¡al primero que pasa por delante!, como si el destino de los españoles y el rumbo de la nación dependiera de su decisión. Su porcentaje de responsabilidad (lo he calculado) es del 0,0000028%. Pero él siente que es, por lo menos, del 90 o del 95%. Y eso siendo modesto.

Al final, este megalómano del votito acabará introduciendo este domingo en la urna la misma papeleta que lleva introduciendo toda su vida aferrándose a la excusa que le caiga más a mano. Una foto de Sánchez con un perro, por ejemplo.

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Una campaña más en la que se confirma que left can’t meme.

Esto es un vídeo viral de la izquierda española:

Y esto, un vídeo viral de la derecha española:

Ahora, imaginen. Acaban ustedes de cumplir 18 años. ¿A quién votan?

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Del debate de perdedores del miércoles por la noche no habló ayer nadie más allá de las granjas de bots de los partidos que participaron en él: PSOE, Sumar y Vox. Eso por sí sólo ya sería suficiente pista de su irrelevancia, pero es que los tracking diarios no se movieron ni un solo milímetro ayer. Si el debate no hubiera tenido lugar, su impacto en el voto de los ciudadanos habría sido exactamente el mismo.

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Pedro Sánchez ha plantado a Susanna Griso para que su última entrevista sea en La 1 con Silvia Intxaurrondo. ¿Veremos una nueva demostración de periodismo inquisitivo, por ejemplo con el asunto de los peajes? «¿Se comprometió o no se comprometió usted con Bruselas a implantar los peajes en España?». Estoy seguro de que la periodista no dejará escapar al presidente con una excusa tan burda como la de que ese compromiso es sólo una promesa de «estudiar» el asunto.