Editorial, EL CORREO, 23/11/11
El argumento de que el traspaso de poderes está pautado y de que las Cortes no se podrán reunir hasta el 13 de diciembre no debería afectar a la actividad de la nueva mayoría conservadora para infundir confianza en unos mercados que ya habían descontado el triunfo de Rajoy y no han reaccionado favorablemente tras el 20-N. No tendría sentido, pues, que el líder popular aguardara a ser investido -previsiblemente el 16 de diciembre- para ponerse a la tarea en el campo prioritario y urgente de la economía; y no debiera demorar tampoco el anuncio de quién será el responsable económico del Gobierno. El elegido deberá trabajar ya en asuntos cruciales que han de quedar resueltos antes de fin de año; por ejemplo, el decreto ley de prórroga de los Presupuestos, en el que habrá de consignarse la subida de las pensiones y la congelación o no del sueldo de los funcionarios, entre otras partidas. Aunque Rajoy lógicamente prefiera que su llegada al poder se ajuste a las formalidades, en esta ocasión el protocolo no tiene sentido porque el tiempo apremia: cualquier demora acentúa tanto la desazón colectiva como el retraso de la deseable inflexión de la economía.
Editorial, EL CORREO, 23/11/11