Mikel Buesa-La Razón
Establece un cupo provisional de 1.467millones de euros para 2022 que, como siempre, la realidad se encargará de ir cercenando a lo largo de los cinco años de duración de la norma
Más o menos cada cinco años Sísifo se da una vuelta por el Congreso de los Diputados para asegurarse de que, una vez más, los asuntos vascos que más importan a los jeltzales del PNV -o sea, los que afectan al bolsillo de las instituciones forales y, de paso, a las que pastorea el lehendakari- van por el buen camino -o sea, el de siempre, sin cambios que diluyan la pasta gansa que están acostumbrados a manejar gracias a la permanencia doctrinal del principio que, en 1852, enunció el ilustre vitoriano don Pedro de Egaña: «el Fuero es no pagar»-. Claro que esta vez el asunto se le ha mezclado con la ley esa del sí es sí y los socialistas, aprovechando su presencia, le han pedido que se ocupe de arreglar ese desorden que ha abaratado el coste penal de las agresiones sexuales. Y Sísifo, naturalmente después de cobrar horas extraordinarias, no se lo ha pensado dos veces proponiendo volver a la legislación anterior, haciendo buena la máxima del Eclesiastés: «lo que ha de ser, ya fue».
Pero vayamos a lo principal, pues el trabajo de Sísifo no es otro que el de repetir un ciclo ya establecido, la rutina legal que ordena las relaciones económicas del País Vasco con el Estado. Y así, la nueva ley del Concierto Económico incorpora los nuevos impuestos aprobados por el gobierno de Sánchez -los que afectan a los envases de plástico, el depósito de residuos, los gases fluorados y las grandes fortunas- y la del Cupo, dejando claro que no se toca lo esencial -o sea, la monserga esa de que la importancia relativa de la economía vasca en la española es el 6,24 por ciento cuando ya sólo llega al 5,23; y también la minusvaloración de las competencias estatales no transferidas a la comunidad autónoma-, establece un cupo provisional de 1.467 millones de euros para 2022 que, como siempre, la realidad se encargará de ir cercenando a lo largo de los cinco años de duración de la norma. Y para Navarra más de lo mismo. Así que dentro de unos días, con el beneplácito del PNV, el PSOE y el PP, como siempre, Sísifo habrá cumplido su misión.