Siudatans, Siutatans

EL MUNDO 17/02/15
ARCADI ESPADA

AYER OÍ que el señor Carlos Floriano, jefe de campaña del Partido Popular, se refería a Ciudadanos de una manera extraña, llamándole Siutadans, Siudatans y hasta Siutatans en sus repetidos intentos de llamarle Ciutadans. Su afán me pareció pintoresco. Yo soy un decidido partidario de la traducción (excepto si la firma el fiscal Vicente Torres, de Valencia), porque me parece casi siempre una muestra de afecto y respeto. En realidad solo traducimos lo que importa, de ahí que los catalanohablantes digan Felip VI y Papa Francesc y no digan Carles Floriano. Y de ahí por ejemplo que yo vería con buenos ojos que en España se empezara a llamar Alberto al líder de Ciudadanos, porque, en efecto, se está convirtiendo en un hombre importante sobre todo para Floriano. Pero la noche está cayendo y aún no he conseguido descifrar la justificación del extraño mecanismo lingüístico que el vicesecretario del PP ha puesto en marcha. Por dos razones. La primera es que Ciudadanos se llama Ciudadanos. Impresionante. Aunque en realidad se llama Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, absurdo estrambote que debemos al exdiputado José Domingo, tautólogo. Llamándose Ciudadanos podríamos traducirlo al Ciutadans, si es que hablamos o escribimos en catalán. Así lo prevén incluso sus estatutos. Pero Floriano no estaba hablando en catalán, lengua, además, que no domina ni falta que le hace. Ni falta que le hace a menos de que no quiera meterse en berenjenales, claro está. Yo comprendería que Floriano llamara a ese partido ZZZiudadanos, o la manera aproximada que tenga de decirse en castúo, que eso yo no lo domino.

Habría sido una simpática muestra de afecto. Pero su indescifrable catalán no tiene nada de simpático. Todo lo contrario. Y no por serlo, las bobadas dejan de reflejar a veces un fondo grave y desastroso. Lo que está diciéndole Floriano a las gentes de Ciudadanos es que no tienen lugar aquí. No es cosa que les haya de inquietar excesivamente: es la réplica habitual que han recibido siempre sus argumentos políticos. Pero aún así convendría que le preguntaran a Floriano quién le ha dado poderes para establecer qué es lo de aquí y qué es lo de allí. Y, sobre todo, por qué él habría de ser de los de aquí y no de los de allí.
Siempre me ha parecido un grave error el de distinguir entre separatistas y separadores, pudiéndose hablar de necios y necios.