Sobre este Pedro edificaré el nuevo PSOE

JORGE BUSTOS – EL MUNDO – 18/06/17

Jorge Bustos
Jorge Bustos

· Es muy posible que el PSOE siga siendo el partido que más se parece a España, lo cual quizá no sea lo que más le conviene. Un partido atractivo no ha de parecerse a lo que un país es, sino a lo que quiere ser. Lo explicó muy bien, tirando de Galeano, el maestro de ceremonias del trigésimo noveno congreso socialista, el burgalés Luis Tudanca: «La izquierda debe moverse entre las dosis justas de utopía y las dosis justas de realismo». Vale decir: entre Podemos y el PP.

«Somos la izquierda», proclama orgulloso el nuevo lema del PSOE sanchista. Pero a continuación matiza: la izquierda de Gobierno, la responsable, la dialogante. Consolidar ese arduo equilibrio en tiempos de marejada ideológica, fijar hacia La Moncloa un rumbo sordo a los decibelios de la sirena populista. Ese grial está buscando en Ifema el partido que más años ha gobernado España desde 1977. El partido cuya defunción madrugaron muchos a la vista del fantasma de la mortandad socialdemócrata que recorre Europa. Pero el PSOE, como España, también en eso es diferente.

¿Cuánto tiempo durará el efecto luna de miel que aureola al renacido Pedro Sánchez y que los sondeos registran, preocupando a Podemos al punto de suavizar drásticamente sus modos retóricos con el PSOE? En boca de Iglesias durante la censura, Felipe ya no era el traidor de puerta giratoria embadurnado de cal viva, sino el presidente que pasará a la historia como Felipe el Modernizador. El mismo que ayer se hizo presente en el cónclave de su partido por la gélida mediación del plasma: parecía Borges conectando con un reality de supervivientes. El vídeo de Costa, con su ideal a la portuguesa, fue mucho más aplaudido que el mensaje de fidelidad socialdemócrata que mandó desde su otoño el patriarca. Sic transit, Felipe; sic transit, Aznar.

El Palacio Municipal de Congresos es lo suficientemente grande como para albergar a todas las familias socialistas sin volver necesario el concurso de las lecheras de Policía. «Este es un congreso más de contenidos que de formas. Ya nos hemos partido la cara: ahora toca la paz. La necesitamos», reflexionaba antes del pitido inicial un veterano asesor. Y paz había, pero no la paz que se da fraternalmente en misa, sino la que impone el vencedor de un fratricidio.

Esas primarias que Gianni Pittella, una histriónica mezcla de Matteo Renzi y Raffaella Carrà, tildó con maquiavélico eufemismo de «bella battaglia». Lo cierto es que cuanto más sonreía Pedro, más hierático comparecía Zapatero, a quien creíamos cosido irremediablemente a su sonrisa. Por no hablar del robótico abrazo de Rubalcaba con Sánchez, o de la entrada que hizo doña Susana, blindada por su séquito meridional: parecía un dirigente de Podemos llegando a una tertulia de la tele. Emergió del búnker de Triana para pedir con mucha intención respeto por el artículo 2, que es la madre del cordero plurinacional que toca esquilar en este Congreso. O como diría el integrado Patxi: «Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?».

Iceta, siempre ágil de cintura, se adelantó a contestarla: «La nación es un sentimiento, pero no debemos ser prisioneros de las palabras». Hombre, don Miquel: la política, a no ser que nos entreguemos al cinismo más desorejado, consiste precisamente en atar los hechos a las palabras. Mariano Rajoy cuenta con el PSOE para el otoño caliente catalán. Pero no sería mucho esperar del candidato socialista la misma claridad que Macron en lo que atañe a la unidad del país que aspira a presidir.

Por lo demás, parece obvio que la estrategia de don Pedro para recuperar el voto fugado a la utopía morada pasa por arrebatarle igualmente las banderas sociales más vistosas. Desde el ecologismo a los refugiados pasando por el secretariado gitano; desde el acercamiento sindical –ahí estaban Cándido, Toxo y Álvarez para bendecir la nueva era– al feminismo sin componendas, entendiendo por componenda acatar la gramaticalidad de la desinencia de género inclusivo. A la que los y las militantes jamás nos rendiremos. Y rendiremas.

Con los movimientos sociales en la calle y su Ejecutiva marcando el paso al grupo parlamentario, Sánchez confía en paliar su falta de escaño para liderar la oposición. Que otros urdan censuras estériles y tuneen buses; él ahora está ocupado labrando el futuro de la izquierda presidenciable. No ha resucitado para nada. Él es Pedro, y sobre él mismo edificará el PSOE.

JORGE BUSTOS – EL MUNDO – 18/06/17