Mira por dónde, el mediador del caso al que ha dado nombre ya había avisado hace un año de que existía una trama de corrupción en la que estaban implicados varios políticos. ¿Y cómo hemos podido estar un año ayunos de información tan relevante? La respuesta es sencilla si se mira  la adscripción política de los implicados. Cuando los principales presuntos no pertenecen al PP, la cosa pierde interés. A mí me llamaba mucho la atención que en los años duros de la Gürtel y aledaños la información sobre actividades corruptas que diariamente ofrecía El País. Estaba coronada por un cintillo que anunciaba: ‘La corrupción que afecta al PP’. ¿La corrupción? Tu corrupción; la mía guárdatela, si me admiten la paráfrasis.

La trama ha dado justa fama al Tito Berni gracias a sus habilidades sociales para juntar a los suyos con empresarios en alegres francachelas donde se compartían cenas, putas y cocaína que sufragaban estos después de haber sido recibidos en el Congreso y haber expuesto al diputado canario sus anhelos y esperanzas.

Este caso es una espléndida paradoja en la que ha brillado como suele Patxi López al anunciar que aguardan querellas a todo aquel que se permita dar nombre de los asistentes a las cenas del Ramsés, al tiempo que enunciaba una verdad de Perogrullo: no es lo mismo cenar que corromperse. Es evidente: se puede hacer lo primero sin incurrir en lo segundo y viceversa. También podría ser que al reunirse tantos diputados socialistas con sus mecenas empresariales mientras el Gobierno dictaba normas estrictas de aislamiento en la pandemia o que, como explicaba virtuosamente Patxi, cenasen en mesas separadas.

En todo caso tentémonos la ropa, porque el portavoz López ha anunciado querellas contra quienes vinculen a parlamentarios socialistas con la trama y son varios y varias los diputados y las diputadas que han prometido emprender acciones legales. Así pues, no daré nombres propios, pero me extraña que Patxi no los dé si todos sus compañeros habían ido a cenar, no a corromperse. Otra cuestión es que si todos los diputados socialistas habían ido solo a cenar, por qué  le han quitado el acta al Tito Berni y lo han suspendido de militancia por coincidir en un restaurante (en mesas separadas) con algunos empresarios y por qué estos iban a pagar putas y farlopa a unos socialistas con los que no tenían mayor complicidad que esa coincidencia en el Ramsés.

Otro asunto es haya algunas diputadas que han amenazado con querellas. No daré nombres, ya digo, pero no me cabe en la cabeza la idea de las excursiones al puticlub después de la cena fueran mixtas. No parece razonable. ¿Qué pintaban entonces las diputadas socialistas (y los diputados no puteros) en una cena con empresarios necesitados de favores y un socialista canario al que su partido y el portavoz parlamentario Patxi López consideran aplicaron medidas higiénicas ¡en solo 16 horas! con el fin de apartarle del cesto de manzanas sanas: el grupo de diputados socialistas en el Congreso. Uno podría entender incluso que los asistentes a la cena no supiesen de la misa la mitad y que Tito Berni les hubiera citado, primero en el Congreso y luego en el restaurante con los empresarios convidantes, para hacerles un guiño a los paganos, al estilo del cardenal Cisneros al duque del Infantado: “estos son mis poderes”, pero en fin, resulta aún más difícil de creer que lo de las mesas separadas.