Sólo Grecia paga un interés mayor por su deuda que Cataluña en la Eurozona

EL MUNDO – 16/09/15

· Atenas es la única de la Eurozona que paga un interés mayor por su deuda La Generalitat abona un 56% más que el Estado Desde que se anunció la lista única, el interés se ha disparado un 40%.

· El mercado y, por lo tanto, los inversores que han colaborado en la financiación de Cataluña ya han evidenciado en diferentes ocasiones que el proceso soberanista de Artur Mas y sus socios no es, en absoluto, de su agrado.

Sin embargo, en las últimas semanas, este rechazo se ha acrecentado de tal manera que la rentabilidad exigida en el mercado secundario a la deuda catalana es tan alta que, dentro de la Eurozona, sólo la maltrecha Grecia la supera.

En concreto, el bono catalán emitido en 2010 y con vencimiento en 2020, que se puede tomar como referencia de un bono a 10 años y cuyo importe asciende a 1.000 millones de euros, cotiza ya en el 3,29%. El bono español a 10 años, por su parte, está en el 2,11% después de los repuntes que ha registrado en las últimas semanas como consecuencia, precisamente, de las tensiones políticas que se avecinan. De esta manera, la diferencia entre ambas referencias supera ya el 56%.

Por su parte, el bono de Portugal, cuya economía todavía está lejos de recuperarse de la grave crisis que ha padecido, está en el 2,68%, mientras que el de Italia cotiza por debajo del 2%. Y si se incluyen otras naciones que no pertenecen a la Eurozona, el bono de una hipotética nación de Cataluña ofrecería una rentabilidad superior al de Tailandia (2,9%) o Polonia (3%), y sería algo inferior al de Hungría (3,5%) o Rumanía (3,6%).

Esta situación, no obstante, no ha sido ni mucho menos siempre así. De hecho, si se hace una prima de riesgo entre los bonos de España y Cataluña se observa que, a mediados del pasado mes de junio, la diferencia era de apenas 8 puntos. En ese momento la rentabilidad exigida por el mercado a la deuda catalana comenzó a escalar con respecto a la española, un proceso que registró su punto de mayor apogeo entre el 20 y el 30 de julio. En ese periodo de tiempo, el interés del bono aceleró desde el 2,4% hasta casi el 3,4% en lo que supuso una contundente respuesta a la presentación de la candidatura unitaria de Mas, Oriol Junqueras, Raül Romeva, Carme Forcadell y Muriel Casals.

Este conjunto de movimientos ha provocado que el bono catalán haya aumentado cerca de un 50% su rentabilidad desde los citados mínimos del mes de junio. Además, en las referencias a corto plazo está ocurriendo algo muy similar. Así, el bono que vence en noviembre de 2016 y con el que Cataluña captó 200 millones de euros ha pasado del 1% al 1,8% e incluso ha rozado en algún momento el 2%; el que vence en 2018, que asciende a 200 millones de dólares, ha pasado del 1,4% al 2,6%, lo que supone que casi ha doblado su rentabilidad en apenas unos meses.

Esta evolución de la deuda no hace más que evidenciar que, ante la cercanía de las elecciones que se celebrarán el próximo 27 de septiembre y como consecuencia de las numerosas incógnitas que existen sobre una posible Cataluña independiente y de cuál sería su relación con España y la Unión Europea, muchos inversores quieren desprenderse de la deuda catalana que tienen en su cartera. En el mercado secundario de renta fija, cuando una referencia sufre fuertes ventas, pierde valor y, al mismo tiempo y de manera inversa, el interés exigido. Esto es, exactamente, lo que está ocurriendo con la deuda de Cataluña en un momento en el que, además, la deuda española también está repuntando.

Y es que el mismo temor que está elevando el interés de la deuda catalana también se está dejando notar en la de España, y buena muestra de ello es el repunte de la prima de riesgo y su distanciamiento de la italiana. El riesgo país español está en 137 puntos e incluso superó antes del verano los 160 puntos. El de Italia, que siempre ha sido una referencia y un objetivo a superar por parte de España, es más de 20 puntos inferior. Para encontrar una diferencia tan alta entre ambos países hay que remontarse a 2013, antes de que las entidades de inversión, analistas e incluso líderes políticos de otras naciones alabasen la recuperación económica española.

EL MUNDO – 16/09/15