ABC – 01/12/14
· Entre sus planes figura relegar a los cabecillas que la banda designó en las cárceles.
· El modelo, la legalización Sortu invitaría a los presos a seguir la fórmula de sus estatutos, en los que rechaza el terrorismo.
Sortu está diseñando una estructura adaptada a la actual estrategia de la «izquierda abertzale», con la pretensión de hacerse con el control total de los presos etarras y convencerles de que se acojan a medidas de reinserción, cumpliendo los mínimos que exige la legislación penitenciaria. Uno de los primeros pasos consistiría en relegar a los interlocutores que la abogada Arantza Zulueta designó en el frente de prisiones, con la misión de trasladar a los reclusos las consignas de ETA.
La situación de los presos se ha convertido en un auténtico lastre para Sortu, entre otros motivos, porque no facilita la estrategia de acumulación de fuerzas. A cualquier invitación para crear una alianza independentista, lo primero que responde el PNV es que, antes, la «izquierda abertzale» tiene que solventar esta «asignatura pendiente», porque ello garantizaría que ya no queda ningún rescoldo en las prisiones que reavive la violencia. Y para desbloquear la situación, Sortu planea una estructura que incentive la reinserción de los presos etarras. ¿Cómo? Que se acojan a las medidas de reinserción cumpliendo los mínimos que exige la legislación penitenciaria. El modelo sería similar al que utilizó Sortu para lograr la legalización. Incluyó en sus estatutos el rechazo al terrorismo y a quienes lo amparen o legitimen.
En la farsa de diciembre del pasado año, el colectivo de presos, en su intento de lograr la inserción a cambio de nada, se limitó a renunciar «al método utilizado en el pasado». Y en el colmo de la hipocresía, soltó que podría «aceptar que nuestro proceso de vuelta a casa –acercamiento a cárceles del País Vasco y, después, excarcelaciones escalonadas– se efectuase utilizando cauces legales». El Estado de Derecho no cayó en la trampa, por burda.
Ahora Sortu quiere desbloquear la situación, consciente de que sólo ajustándose a la legislación penitenciaria los presos etarras podrían acogerse a medidas de reinserción, como el resto de la población penitenciaria. Intentaría que ahora los reclusos de la banda den un paso más y, en un futuro documento, muestren su rechazo a la violencia y pidan perdón a sus víctimas.
Los abogados Iñigo Iruín y Jone Goiricelaia no lo van a tener fácil, porque si bien la detención de Arantza Zulueta ha sido clave para que los reclusos etarras se puedan liberar de las cadenas, también es cierto que la mayoría de ellos continúan comportándose por las inercias del pasado. Con todo, el mayor obstáculo lo representan alrededor de 150 reos que, con el actual Código Penal, deben cumplir de forma efectiva entre 30 y 40 años de prisión. En principio, estarían poco dispuestos a firmar un documento «humillante», como llegaron a calificar hasta la farsa de hace un año. Además, los familiares de estos se muestran más críticos incluso que los propios presos, porque temen que si una mayoría se acogieran a la legalidad, los más irreductibles se quedarían solos, a las puertas del olvido.
Desorientación de los presos
En cualquier caso, la caída, el pasado 9 de enero, de Arantza Zulueta y el resto de los integrantes de la Koordinazioa Taldea (KT) cortó el nexo orgánico que había entre la dirección de ETA y sus presos. Por tanto, éstos han dejado de recibir consignas y también informaciones manipuladas. Como aquellas que les hacían creer que el pueblo vasco estaba sistemáticamente movilizado a favor de la amnistía.
Así las cosas, según expertos antiterroristas consultadas por ABC, los presos etarras están desorientados y, también, desmoralizados, al constatar que, tres años después de anunciar el cese de la violencia, ETA no tiene un plan, ni siquiera «B», para su excarcelación, porque el Gobierno no ha modificado la política penitenciaria por el simple hecho de dejar de matar.
Uno de los primeros pasos que baraja Sortu es relegar a los seis interlocutores que la dirección de ETA, a través de Arantza Zulueta, designó en las cárceles para garantizar la disciplina más férrea. En España realizan estas tareas los antiguos pistoleros del «comando Madrid» Juan Antonio Olarra y Anabel Egües, además de Xabier Alegría. Y en Francia, los excabecillas Miguel Albizu, «Mikel Antza», y Soledad Iparragirre, «Anboto», así como Lorentza Gimón.
ABC – 01/12/14