José Antonio Zarzalejos, LA VANGUARDIA, 28/6/12
Comienza hoy un Consejo Europeo que para España resulta de vital importancia. Rajoy necesita obtener algún éxito -tanto político como financiero- que le permita recargar las casi agotadas baterías del Gobierno. Bastaría que lograse que los fondos del rescate bancario no estuviesen privilegiados por la prelación de su cobro sobre los demás bonistas y que el BCE -o el MEDE en el futuro inmediato- se aprestasen a adquirir deuda soberana de los países con primas de riesgo desorbitadas, como es el caso de nuestro país, para que el presidente del Gobierno regresase de Bruselas en un estado de cierta credibilidad del que ahora carece. Los errores del Ejecutivo popular son, efectivamente, los que el pasado lunes desgranaba en este diario Duran Lleida: Rajoy ha desafiado a los socios de la eurozona, se ha retrasado en las reformas y ha despilfarrado sus posibilidades de liderazgo. Pero, siendo la situación tal como queda descrita por el líder de Unió, también lo es que Rajoy no tiene alternativa, salvo una ahora impensable e indeseable: solución Papandreu. Hemos llegado a que España sea sinónimo de Spanic y a que, por tanto, la denominación de origen española, empresarial o financiera, produzca temor en cualquier mercado.
En estas circunstancias, que el president de la Generalitat considere «urgente desmarcarse de España» y que, además de haberlo hecho ya en su periplo norteamericano, insista en ese propósito en el nuevo que tiene planificado, es un error en el fondo y en la forma. En el fondo, porque tal desmarque carece de consistencia persuasiva ante auditorios financieros y empresariales que conocen bien la situación general de España y la particular de Catalunya. El aquí y el ahora catalán es el que es. El futuro está por escribir. Pero es un error también en la forma, porque resulta profundamente hiriente para el conjunto de España, sumida de norte a sur y de este a oeste, no ya en una crisis, sino en una depresión sin precedentes. La única virtualidad de la táctica -que no estrategia- de Artur Mas sólo se produce en el ámbito catalán para mantener enhiesto el estandarte del pacto fiscal.
Hoy por hoy, y tal como se desenvuelven los acontecimientos en el área europea, transitar por ella con un mensaje de desagregación respecto de la entidad estatal española -otra cosa bien distinta es la legítima y necesaria crítica a la política del Gobierno- resulta excéntrico y no confiere fiabilidad al valedor de ese discurso, sino que lo sitúa en un tempo político fuera de cualquier agenda de problemas que se maneja en la UE. Incluso el planteamiento de un pacto fiscal -al estilo del concierto económico de los territorios forales vascos y de Navarra- podría ser perjudicial en una coyuntura en la que se debate sobre la manera de mutualizar riesgos e implantar autoridades financieras comunes y transversales. Que «Catalunya es el país más potente del sur de Europa y vamos a hacerlo saber para que no nos confundan» es, ahora y en estas circunstancias, un voluntarismo. Y en política, no ser oportuno constituye siempre un error.
Espinosa de los Monteros
Carlos Espinosa de los Monteros será el alto comisionado para la marca España, un gestor valioso y de largo recorrido, vicepresidente de Inditex, la más exitosa de nuestras compañías internacionalizadas. La tarea que le espera a Espinosa de los Monteros es titánica y la más difícil no consiste en conceptualizar los atributos de la marca España -aunque ahora tampoco sea fácil-, sino en coordinar a todos aquellos organismos públicos y privados que quieren meter la cuchara en el guiso que ha de cocinar este empresario que merece reconocimiento al aceptar una misión tan complicada sin contraprestación dineraria.
Luis María Linde
El nuevo gobernador del Banco de España tomó posesión con un discurso bien calculado. Fue humilde al pedir la ayuda de todos -citó expresamente a los medios de comunicación- y elegante respecto de su predecesor. Pero ayer ya se demostró que su gestión no será un camino de rosas: el Banco de España anunciaba que la caída del PIB español se está agudizando y, con ella, la recesión. En las actuales circunstancias, lanzar ese mensaje es una prueba de independencia de Luis María Linde respecto del Gobierno del PP y sugiere una lenta pero necesaria recuperación de la credibilidad de nuestro supervisor financiero.
José Antonio Zarzalejos, LA VANGUARDIA, 28/6/12