Suerte en el fiasco

HERMANN TERTSCH – ABC – 24/12/16

· Suerte han tenido Merkel y los alemanes, que han visto quebrada su confianza en el estado, porque la desgracia pudo ser mayor.

En medio de la tragedia y del inmenso fiasco policial, han tenido suerte las autoridades europeas y especialmente las alemanas. Suerte de que Anis Amri no controlara bien el camión de gran tonelaje y este se fuera a la izquierda y quedase bloqueado y no siguiera por el pasillo entre las casetas de venta. Porque los muertos no habrían sido doce sino ochenta como en Niza.

Y suerte suprema han tenido porque un control rutinario de la policía italiana en Milán sorprendió al terrorista tunecino y logró abatirlo. Pura fortuna en un mar de impotencia. Que deja expuesto el inmenso roto en la seguridad europea que suponen decenas de miles de inmigrantes llegados sin el mínimo control de pasaporte, documentación alguna o somera identificación.

En plena alarma europea, el terrorista se ha movido por tres países y solo la fortuna ha acabado con él. Se hablará mucho ahora de la cadena de disparates que han jalonado la investigación. Pero todos saben que los fallos profundos en esa seguridad no son producto de la fatalidad en este caso sino de muchos años de jugar con fuego en materia de seguridad.

Esa voluntad de ejercer permanentemente una superioridad moral lleva a rechazar las cámaras de seguridad en las calles, a la incapacidad de vigilar a sospechosos, al miedo policial a cualquier sobreactuación propia o a condenar altisonantemente al espionaje norteamericano.

Mientras no pasa nada, la política y la prensa se columpian autosatisfechas en su garantismo exquisito y los muy blindados derechos de la intimidad. Cuando pasa algo, el Estado está inerme. Merkel no salva la cara con su accionismo al exigir al presidente tunecino que se haga cargo de los tunecinos que Alemania expulse. La inseguridad que se ha hecho patente tendrá demoledores efectos políticos. Porque es un hecho que la política de asilo de Merkel ha destruido la otrora marmórea confianza de los alemanes en el Estado.