JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 28/02/16
· La abstención es la verdadera vencedora del referéndum, mientras ese «sí» raquítico suena a campanas de difunto para Pedro Sánchez.
Desde que firmaron su pacto, Sánchez y Rivera vienen diciendo que «suma». En escaños, sí, 130, pero no en apoyo, ni siquiera de los suyos. Es incluso posible que en vez de sumar reste. Pedro Sánchez pudo haber cometido el mayor error de su carrera política al convocar un referéndum entre sus militantes sobre los pactos para ser elegido presidente de Gobierno. Claro que entonces pensaba en Podemos como fuerza más afín y numerosa. Con el respaldo de las bases del partido, creía poder hacer frente a los recelos del Comité Federal hacia Iglesias y hacia su persona. Pero los ha firmado con Rivera, en el otro campo del espectro ideológico. La política gasta estas bromas.
Y la vida. A los embaucadores suele ocurrirles: que sus trampas terminan volviéndose contra ellos. La militancia socialista está todo menos entusiasmada con su pacto con el centro-derecha. Han acudido a votar muy poco más de la mitad y de ellos con un 79 por ciento inclinándose por el «sí» –no iban a votar «no» a su secretario general en vísperas de su investidura–, lo que significa que la abstención es vencedora del referéndum, mientras ese «sí» raquítico suena a campanas de difunto para un Pedro Sánchez que aborda el momento más crítico de su carrera sin el pleno respaldo de sus militantes. Y el de sus barones, menos, tras haber firmado la eliminación de las diputaciones, que muchos de ellos controlan.
Tampoco crean que a Rivera le va mucho mejor. Contaba con que Rajoy se adhiriese entusiasmado al acuerdo que había firmado Sánchez, que contiene propuestas asumibles por el PP. Pero le han dado unas calabazas de Thanksgiving. ¿Qué se creía este chico? ¿Que tras haber sido insultado y desdeñado por su más directo rival Rajoy iba facilitar su acceso a la presidencia, teniendo muchos más votos que él? Eso es desconocer no ya la naturaleza humana, sino el juego político.
Ningún dirigente que se precie puede aceptar tamaña humillación, aunque Sánchez aceptó una parecida cuando Iglesias se autoproclamó vicepresidente de su gobierno y nombró el gabinete, sin que él dijera ni pío. Pero es que estos chicos, que han llegado a las inmediaciones de la cumbre sin esfuerzo, se creen que todo el monte es orégano y terminan dándose el batacazo. De haber convocado un referéndum entre sus seguidores, Rivera sabría que tampoco están entusiasmados en pactar con alguien que aún ayer quería cargarse el entero programa del PP y pasaba de puntillas sobre el independentismo catalán.
Sin que nadie crea que de la noche a la mañana se haya hecho socialdemócrata. Ni siquiera Rivera, que, pensando ya en los votos que puede perder en otras elecciones cada vez más ineludibles, dice que no tiene decidido si su pacto con Sánchez se mantendrá, de no ser investido.
Ese es el que iba a ser «un pacto histórico». Duración: una semana.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 28/02/16