«…la amnistía es un acto excepcional, justificado por la razón de Estado y por la necesidad de hacer borrón y cuenta nueva…». Este era el sentimiento dominante entre la izquierda en 1977, no el miedo. Se está generalizado lo que podríamos llamar ‘el síndrome Almodóvar’: mirarse al espejo y creer que la imagen que vemos es nuestra foto de hace 35 años.
El pantallazo que pueden ver en la ilustración corresponde al editorial de El País del 15 de octubre de 1977, tras la aprobación de la Ley de Amnistía. ‘Amnistía al fin’ se titulaba, expresando con precisión un anhelo que albergaba la izquierda. No es cierto que «la amnistía fue un autoperdón del franquismo». Mal se puede explicar eso con el hecho de que aquella primera Alianza Popular, la de los siete magníficos, se abstuviera en la votación.
El diario ‘El País’ explicaba hace dos meses que la amnistía no debía prevalecer contra los autos de Garzón:
“Ni la Ley de Amnistía ni la de Memoria Histórica pueden coartar la autonomía del juez penal en la averiguación del delito. Es injusto y ofensivo atribuir al intento de juzgar los crímenes de la dictadura la finalidad de burlar la voluntad de las Cortes democráticas de España.”
(Editorial de El País, 10 de febrero de 2010)
Lean ahora cuál era la posición institucional del diario al comentar la aprobación de la Ley de Amnistía en el Congreso y el Senado:
«…la amnistía es un acto excepcional, justificado por la razón de Estado y por la necesidad de hacer borrón y cuenta nueva de acontecimientos tan cruentos y dolorosos para un pueblo como es una guerra civil -una guerra entre hermanos- y una larga dictadura.
La España democrática debe mirar hacia adelante, olvidar las responsabilidades y los hechos de la guerra civil, hacer abstracción de los cuarenta años de dictadura. La mirada hacia el pasado sólo debe tener como propósito la reflexión sobre las causas de la catástrofe y la forma de impedir su repetición. Un pueblo ni puede ni debe carecer de memoria histórica; pero ésta debe servirle para alimentar proyectos pacíficos de convivencia hacia el futuro y no para nutrir rencores hacia el pasado.»
(Editorial de El País, 15 de octubre de 1977)
Este era el sentimiento dominante entre la izquierda, no el miedo. Fue un acto de extraña racionalidad para darse en este país y el periódico de referencia de la izquierda lo reflejaba con nitidez. Así éramos, así lo pensamos y así fueron las cosas, por más que muchos se empeñen en recordar las cosas como no fueron, en función de sus intereses y de sus fobias de presente. Se está generalizado, y es natural que esto pase en aplicación de la memoria histórica, lo que podríamos llamar ‘el síndrome Almodóvar’, que consiste en mirarse al espejo y creer que la imagen que vemos es nuestra foto de hace 35 años.
Santiago González en su blog, 28/4/2010