IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • La supuesta reforma de pensiones no ha aportado soluciones, la laboral está en debate y nos queda arreglar otros asuntos ‘menores’ como la consolidación fiscal

Empezamos por las reformas que necesitamos para despejar dudas y modernizar estructuras. Las pensiones han tenido una supuesta y bien publicitada reforma, pero hay que tener mucha imaginación para ver una solución entre las medidas adoptadas. Todas ellas implican un aumento de los gastos, sin la mínima contrapartida en los ingresos. No hay manera de ver como puede mejorar el necesario equilibrio de las cuentas. Resulta curioso que la Comisión Europea acepte ese original planteamiento, si es que lo ha aceptado de verdad, y más que probable que aparezcan nuevas exigencias del tipo de las que anunció/negó/embarulló el ministro José Luis Escrivá. Veremos…

Luego está la reforma de la reforma laboral. Aquí, de momento, solo tenemos un montón de declaraciones contradictorias del tipo: ‘se derogará entera’ (como dice una y otra vez la parte del Gobierno que ocupa Podemos, con la vicepresidenta ahora segunda y ministra de Trabajo a la cabeza); ‘se derogará entera y ya’ (como se comprometió el PSOE hace un año en su acuerdo con Bildu); ‘se derogarán los aspectos más lesivos’ (como defiende la vicepresidenta ahora primera Nadia Calviño) o ‘se derogará cuando se pueda y solo lo que convenga’ como pide exhausta la patronal.

Después nos quedan por arreglar algunos temas ‘menores’. Quizás el más importante es la captación y distribución de los fondos que llegarán de Bruselas. Unos dineros de cantidad importante y destino imprescindible de los que no conocemos su concreción, ni su reparto entre empresas privadas y sector público, ni el esquema de adjudicación entre la Administración central y las comunidades autónomas, ni los porcentajes que cubrirán de las inversiones propuestas.

También nos queda pendiente el asunto más despreciado por todos que es el de la consolidación fiscal. Los principales países europeos van a salir de la crisis del Covid un año antes que nosotros y van a poner en marcha presupuestos de balance equilibrado y austeros de concepto. ¿Permitirán que sigamos dándole al déficit como si no hubiera un mañana? No lo creo. Le recuerdo que son los que pagan la fiesta y no querrán que se demore la hora de cierre del bar. Dadas las cantidades que nos tocan, va a ser un drama para España, por más generosidad que apliquen a la senda de planeo y por más que el BCE se encargue de mantener abiertas las compuertas del dinero abundante y el coste reducido.

Por fin, y ya solo por entretenernos, podemos dedicarnos a resolver el sistema de la financiación autonómica que todos pretenden renegociar a su favor. Una idea que no cuadra, una vez que el déficit -la medicina aplicada hasta la fecha para curar todas las exigencias- no soporta más carga, y que va a estar fuertemente condicionado por las conclusiones que salgan de la mesa con Cataluña. No la del ‘fuero’, la bilateral de la autodeterminación y la amnistía, sino la del ‘huevo’ de las inversiones y las transferencias, que al parecer les debemos los demás a los catalanes. Según dicen sus dirigentes les debemos también mucho a todas las demás autonomías, pero de esas no necesitamos preocuparnos, pues no amenazan con irse. De momento, que ‘déles tiempo’ como diría ese portento llamado Gabriel Rufián.

En resumen, el nuevo Gobierno se estrena acosado por los problemas y usted, ahorre mucho que vienen curvas y no se olvide de gastar mucho que debemos reactivar la actividad. ¿Que eso no le cuadra? Pues no lo entiendo, a María Jesús Montero le cuadra todo siempre. Que mal administra usted, ¡qué decepción…!