FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 18/03/14
· Alsasua, la localidad elegida el sábado por antiguos huidos de ETA para hacer su comparecencia, fue la puerta de entrada en Gipuzkoa del socialismo ferroviario y bastión del PSN en los primeros años de la Transición. Alsasua es también símbolo de la decadencia del socialismo navarro que fue perdiendo apoyo social en beneficio de la izquierda abertzale que ahora controla el municipio.
El centenar de etarras que acudieron allí quiso escenificar un retorno triunfal del exilio, como si vinieran de conquistar la Colina de la Hamburguesa, pero al final les quedó un posado de excursión del Imserso con las butacas del salón de actos repletas de candidatos a las prestaciones sociales. Venían a desafiar al Estado, pero tuvieron que encerrarse y ponerse a la defensiva al verse rodeados por tres víctimas del terrorismo que les interpelaban con la lista de asesinatos cometidos por ETA pendientes de esclarecer.
La presencia de las tres representantes del Colectivo de Víctimas del Terrorismo arruinó la escenografía de los etarras sin causas. El acto de Alsasua quedó convertido en un teatrillo más de los muchos que está montando la izquierda abertzale en los últimos meses y con los que lo único que ha conseguido es acabar con la paciencia del PNV.
Recientes declaraciones del lehendakari, Iñigo Urkullu, y de la presidenta del PNV de Vizcaya, Itxaso Atutxa, ponen de manifiesto la sensación de hartazgo de los líderes de este partido con los movimientos, medidos y cicateros, de la izquierda abertzale. Las palabras de los dirigentes nacionalistas no han gustado nada a los de Sortu-Bildu que han respondido con acusaciones de grueso calado contra el lehendakari y la presidenta del BBB.
Los episodios que han causado insatisfacción en las filas del PNV se han ido juntando en las últimas semanas. Primero fue el ‘sellado’ de la señorita Pepis con las armas de ETA que no satisfacía ni de lejos las expectativas creadas. Después el comunicado en el que ETA se explaya sobre el «sellado», pero difiere el desarme de verdad hasta no se sabe cuando. Luego el calendario de movimientos de los presos, centralizado y controlado sin margen para la actuación individual, a pesar de lo anunciado, y además programado para ocupar el tiempo de la campaña electoral de las europeas.
Y lo último, los antiguos etarras que vuelven de Francia cuando ETA les ha dado el visto bueno para cruzar la frontera después de haber pasado, eso sí, por las oficinas consulares españolas para obtener el pasaporte y de esa forma saber si tenían causas pendientes porque una cosa es hacer un desafío y otra bien distinta hacerlo sin red de seguridad.