IGNACIO MARCO-GARDOQUI-El Correo
La operación es de gran riesgo y solo se entiende ante el peligro de desaparecer de la Asamblea madrileña, lo que asestaría un golpe quizás definitivo a su maltrecha coalición. Aunque sea lo que pretende, no solo se medirá a Isabel Díaz Ayuso, a quien a este paso van a convertir en la reencarnación de Agustina de Aragón, una vez superada de largo a la donostiarra Catalina de Erauso, la Monja Alférez. También tendrá que zafarse con Gabilondo -que, no olvide, ganó las últimas elecciones- y con su enemigo/compañero Íñigo Errejón, a quien se adelantó ayer a ofrecerle una candidatura conjunta. ¿Con cuál de ellos de cabeza de lista y cuál de comparsa? Él presenta más imagen, fruto de su exvicepresidencia, pero Errejón aporta mejores resultados electorales y unas encuestas de futuro más optimistas.
¿Quién gana con este nuevo lío? Sin duda alguna, el Gobierno. Yolanda Díaz tiene la misma escora ideológica, pero es mucho mejor y tiene en su haber numerosos acuerdos con los agentes sociales. Y es imposible que Belarra lleve peor que él los asuntos sociales, por los que ha pasado sin romperlos ni mancharlos. También gana Ayuso, cuyos caladeros son diferentes y a quien le ha regalado el lema y le ha escrito el discurso: ‘Quien no quiera comunismo, que me vote’. Por su parte, pierden Gabilondo, que tendrá que estirarse mucho para sacar la cabeza, y Errejón, a quien le crece un adversario de entidad. ¿Y Ciudadanos? Pues ahí siguen, empeñados en que se suicide su propio cadáver. Con gran constancia y meritoria eficacia, por cierto.