Luis del Pino, LIBERTAD DIGITAL, 14/8/12
Gracias a todos por venir… Nos ha movilizado la torpeza de un Gobierno que se ha dejado coaccionar por un asesino y ha cedido. Nos ha traído aquí la injusticia cometida —contra todos los españoles— con un terrorista que no pide perdón, que no se arrepiente, que nos desprecia y, para colmo, se ríe de nosotros con sus parodias de hospital.
Nos ha traído aquí la falta de gallardía de un Gobierno que pretende disfrazar la humillación con razones de política inteligente y la indignidad con excusas humanitarias. Hemos venido para proclamar que la mayoría de los españoles no estamos conformes; para que nadie pueda beneficiarse de nuestro silencio; para que nadie cuente con nuestra resignación…
Porque este gesto ha desenmascarado todos los disimulos. Ha dejado todas las intenciones a la vista. Ya no es posible ocultar lo que resulta evidente. Ahora sabemos por qué se nos humilla ante los terroristas; por qué el Gobierno es tan complaciente con sus portavoces; por qué Batasuna —que es ilegal— recibe mejor trato que quienes respetamos las leyes. Ahora sabemos por qué había que retorcer las normas, trampear los procedimientos y engañar a los españoles para excarcelar a un terrorista insaciable.
Son compromisos previos, son exigencias que los terroristas imponen para que el Gobierno demuestre su buena voluntad hacia ellos. Es el peaje que paga el Gobierno para poder negociar. Se ha pretendido embaucarnos con el pretexto de una paz engañosa. Esa paz que lleva escrita en el rostro De Juana Chaos. La paz de Otegui. La paz de los canallas que colocaron la bomba en Barajas.
ETA no nos dejará en paz. No se arrepiente de nada. No renuncia a nada. Quiere Navarra, quiere la amnistía, quiere la independencia. Nunca se conformará con menos. Mientras se le consienta, seguirá y seguirá hasta lograr su propósito, hasta que renunciemos a la razón, a la justicia, a la dignidad, en definitiva, hasta que nos rindamos. Tampoco renunciará jamás a su capacidad de coacción, de chantaje, de intimidación.
Todo esto lo sabe el Gobierno. Pese a ello, siendo evidente que ETA no pensaba dejar las armas, buscó su trato. Siendo evidente que ETA pretendía obtener con el alto el fuego los mismos beneficios que reclamaba con las armas, buscó su trato. Siendo evidente que ETA se reservaba el derecho de dialogar con bombas, buscó su trato. Un trato delirante porque pretender que los criminales se apacigüen mediante concesiones es tan absurdo como apagar un incendio con leña. Cuanto más echemos, más nos pedirá. Cuanto más obtengan, más querrán. No se detendrán hasta obtener todo lo que piden.
ETA no quiere la paz. Busca la victoria. Ha descubierto un Gobierno débil y quiere aprovechar la ocasión. Quien cede una vez ante ellos se condena a seguir cediendo o a tener que combatirlos cuando sea demasiado tarde. Por eso es preferible tener el coraje de hacerles frente desde el principio, sin debilitar nuestra fuerza, sin fortalecer al principal enemigo de nuestra libertad.
El Gobierno está cogido en una trampa en la que él mismo se ha metido y de la que no sabe salir. Por eso se asusta cuando un terrorista no come… Es hora de que los españoles hablen. Tenemos que impedir que las cosas continúen por este camino delirante. Necesitamos una política antiterrorista seria. Una política diseñada para perseguir a los terroristas, no para poner zancadillas a los españoles que no aplauden al Gobierno.
Quiero que este acto quede como testimonio de un pueblo que sabe que sólo siendo fiel a sus valores podrá construir el mejor futuro. De un pueblo que sabe que entre el terrorismo y la democracia no hay caminos de encuentro y que uno de los dos debe prevalecer a costa del otro. Y que, desde luego, quiere que prevalezca la democracia. De un pueblo que no quiere tener que contar un día que el terrorismo ganó una batalla en su país.
… Queremos recuperar la España que no se rendía ante los terroristas, que no se humillaba ante el chantaje, que no premiaba a los asesinos, que no menospreciaba a las víctimas. La España que consiguió que ETA no matara porque no podía matar, porque la estábamos derrotando. La España que acabó con el terrorismo callejero. ¡Claro que hay otra manera de hacer las cosas! Y tenemos derecho a reclamarla. Queremos que la democracia gane y que ETA pierda. Queremos que Batasuna desaparezca de nuestras calles, de nuestros telediarios y que ni sueñe con volver a los ayuntamientos. Queremos que los terroristas sepan que no tienen nada que reclamarnos, que su único destino es la cárcel y que nosotros todavía sabemos distinguir con nitidez quiénes son las personas decentes y quiénes son los indeseables.
Los distinguimos muy bien. Por eso no nos olvidamos de las víctimas. A nosotros no nos estorban. Al contrario… El mejor camino para honrar a las víctimas es que volvamos a hacer las cosas como se hacían cuando se hacían bien. Las flores y los aplausos nunca sobran, pero como de verdad se les honra es defendiendo la razón que da sentido a su muerte. Se les honra defendiendo las ideas que sus asesinos condenan. Se les honra persiguiendo a sus perseguidores. Se les honra haciendo justicia. Nosotros les haremos justicia.
… Porque no estamos hablando solamente del terrorismo. Ni siquiera principalmente. Estamos hablando de España, que es lo que nos ocultan detrás de eso que llaman negociaciones. ¿Con quién discute el Gobierno el futuro de Navarra, del País Vasco, de España? ¿Con los Navarros? No. ¿Con los españoles? No. ¡Lo discute con Batasuna, a escondidas, en secreto! ¿Con qué derecho? No lo vamos a consentir. España nos pertenece a todos y nadie tiene derecho a modificarla para dar gusto a ETA. No lo vamos a consentir.
… Somos una voluntad en marcha. No nos vamos a resignar. No nos cansaremos de combatir por nuestros principios. No renunciaremos a conquistar lo que es justo. No nos rendiremos jamás. Volved a vuestras casas y contad a todo el mundo lo que ha pasado aquí, lo que habéis hecho, lo que habéis sentido
… Y ahora, si todavía no estáis roncos, gritad conmigo:
¡Viva la libertad!
¡Viva España!»
Luis del Pino, LIBERTAD DIGITAL, 14/8/12