EL MUNDO – 03/03/15
· Yihadistas de Al Shabab venidos de Somalia irrumpen en una residencia dela Universidad de Garissa para masacrar a los estudiantes no musulmanes.
El asalto de la milicia yihadista Al Shabab, procedente de Somalia, dejó al menos 147 muertos y 79 heridos en la Universidad de Garissa, al noreste de Kenia, a unos 150 kilómetros de la frontera entre ambos países. Un grupo de hombres armados y enmascarados de esta filial de Al Qaeda irrumpió en el campus tras disparar y asesinar a dos guardias en la madrugada del jueves. Los muyahidin accedieron desde allí a las habitaciones de la residencia universitaria preguntando quién era musulmán y quién cristiano, y dispararon contra éstos indiscriminadamente: «Hay muchos cristianos sin vida en el interior del edificio», anunció poco después un portavoz de Al Shabab.
Tras más de 16 horas de combate, el Ejército logró doblegar anoche la resistencia de los terroristas que permanecían atrincherados en el campus.
En el atentado más sangriento en la historia de este grupo terrorista, los atacantes entraron a sangre y fuego en el recinto donde se encuentran las residencias universitarias, custodiadas por los agentes de policía. Estos «escucharon los disparos, respondieron rápidamente y se enfrentaron a los hombres armados en un intenso tiroteo», explicó el comunicado. Sin embargo, los terroristas consiguieron entrar en las habitaciones.
Durante la jornada se intentó localizar a los 815 estudiantes de la universidad de Garissa pero el Gobierno de Kenia advirtió de que no logró localizar a 300 de ellos. No se conoce el número exacto de estudiantes que llegó a tener retenidos Al Shabab en el recinto universitario, ya que algunos huyeron a la carrera o se escondienron en los jardines próximos. El Gobierno aseguró que 500 de ellos están a salvo después del asalto militar llevado a cabo por las fuerzas kenianas. Cuatro yihadistas fueron abatidos, pero no se conoce el número de integrantes del comando que accedió al recinto universitario. Los habitantes de la ciudad de Garissa acudieron a donar sangre para las víctimas de la masacre.
Por su parte, los responsables de la seguridad en Kenia publicaron la imagen del supuesto cerebro del ataque perpetado ayer contra una universidad en el este del país, Mohamed Dulyadin, por el que ofrecen 20 millones de chelines keniatas (unos 200.000 euros). Se trata de un ex profesor de una escuela coránica de Garissa, de quien se cree que se unió a Al Shabab, donde ascendió hasta convertirse en comandante. Según publicó el diario Daily Nation, estaba prófugo desde diciembre, después de que se le relacionara con otro ataque de Al Shabab.
«Hay muchos cuerpos de cristianos sin vida en el interior del edificio. También mantenemos a muchos rehenes con vida», indicó un portavoz de Al Shabab, que reivindicó la matanza. La táctica recuerda a uno de los atentados de la organización en 2014, cuando detuvieron un autobús a unos 30 kilómetros de la ciudad de Mandera, también al noreste de Kenia. Aquel día 28 personas fueron asesinadas a sangre fría de los 60 pasajeros que iban en aquel autobús. También les habían dividido entre cristianos y musulmanes.
«Los muyahidines realizaron con éxito una operación cerca de Mandera a primera hora de la mañana que acabó con la muerte de 28 cruzados en venganza por los crímenes cometidos por los cruzados keniatas contra nuestra hermandad musulmana de Mombasa», explicó entonces Sheikh Ali Mohamud Rage, portavoz de Al Shabab.
El ataque contra la Universidad de Garissa recuerda también al perpetrado en septiembre de 2013 en el centro comercial Westgate en la capital keniana. «Preguntaban a la gente si eran musulmanes y a los que respondían que sí los dejaban marchar y los que decían que no… los ejecutaban allí mismo», relataba entonces un ciudadano en Nairobi. Este ataque fue el más mortífero cometido hasta entonces por Al Shabab en Kenia. Perdieron la vida unas 67 personas. Ayer fue superado con creces.
El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, expresó sus condolencias a las familias de los fallecidos y los heridos, e instó a mantener la calma mientras se resuelve la situación. Además prometió una recluta de 10.000 policías más en la zona para apuntalar la seguridad.
Con este ataque, la milicia demuestra que tiene una red capaz de atentar en Kenia en las principales ciudades, a pesar de que sus vías de financiación han sido mermadas por la falta de secuestros de occidentales en los últimos tiempos, el final de la piratería por la operación Atalanta (de la que también se lucraban) y la imposibilidad de cobrar su impuesto revolucionario en el mercado de Bakara en Mogadiscio, ahora en manos del gobierno provisional. Aunque siguen contando con el apoyo de muchas mezquitas radicales.