Del Blog de Santiago González
El doctor Sánchez se ha encontrado de frente el resultado de su propia obra, algo que ya le había anticipado su compañero Nicolás Redondo Terreros cuando iniciaba sus escarceos con el partido que dirige Pablo Iglesias: “Si jugamos a Podemos, gana Podemos”. Ahí tiene a las Juventudes Socialistas, ejemplo de republicanismo, a su alcaldesa de Gijón o a la vice de Valencia y a la señera presencia de Odón Elorza, luminaria alternativa e incierta de la tropa socialista en el Congreso de los Diputados y en la Ejecutiva Federal. Odón, que resignó, al parecer gozoso 20 años de alcaldía en las manos de EHBildu, por cuya legalización tanto abogó.
Y se ha puesto Sánchez a pensar en su gavilla y les ha escrito una carta para explicarles la problemática. No sé si es tarde. Esa inmoralidad que responde al nombre de Tezanos ha anunciado que en septiembre va a agitar el asunto Monarquía/República dedicándole el sondeo del CIS. ¿Y lo anuncia después de que Sánchez propague el afecto de los socialistas a la Constitución en su conjunto, incluida la Monarquía como forma de Estado?¿Y el doctor Trolas no dice nada? Convendrán conmigo que en esto hay algo raro. No es que uno esperase de este tipo un gesto como el de Felipe González, cuando la tropa se le declaró marxista, él renunció a dar carta de naturaleza a aquella ocurrencia y la peña vino detrás arrepentida: no era para que lo tomases a la tremenda y en un congreso extraordinario mandaron al carajo el marxismo y sus pompas y sus obras.
No se podía esperar. Sería incongruente que con los esfuerzos que ha hecho para dejar bien sentado que lo único que le interesa en esta vida es Su Persona en Sus Domicilios: La Moncloa, el habitual y para vacaciones, La Mareta, aquel palacio que el Rey Emérito, al que él califica subliminalmente de ‘presunto’ cedió a Patrimonio Nacional.
El caso es que ahora se ve empujado Sánchez por una parte, pequeña, de los suyos y por la práctica totalidad de sus socios de Gobierno, empezando por los coligados. Bragueta Morada se ha enardecido con lo del Emérito, aunque no tenga motivos; al fin y al cabo él también tiene una Coddina, el Tribunal de Cuentas ha emitido un informe que advierte de pagos sin justificar en las elecciones del 28-A y el ex abogado José Manuel Calvente ha denunciado la caja B de Podemos. Pablo Iglesias es el ‘Bárcenas de Galapagar’, como le ha bautizado justamente en Twitter, el Sr. Derecha. Es preciso señalar que él ha ido más lejos que Bárcenas, no cuantitativa, sino cualitativamente. Expulsó del partido a Calvente por negarse a dar por bueno el chanchullo, acusándolo falsamente de acosar sexualmente a la abogada, también de Podemos, Marta Flor, que al parecer extraía del fiscal del caso, Ignacio Stampa, lo que el entonces comisario Villarejo y la actual fiscal general del Estado consideraban en amigable conversación “información vaginal, éxito asegurado”.
En la carta de Sánchez a sus adefesios, no despeja incógnitas. Destaquemos que el príncipe de La Moncloa no ha tenido a bien hacer un reconocimiento del legado del Rey Juan Carlos, del hecho, se me ocurre, de que su reinado ha sido el periodo más largo que España ha convivido en paz y en democracia en toda su historia. Él considera un argumento “no podemos regalar a los conservadores la exclusividad del legado constitucional”. Es algo parecido a lo que les pasa con la bandera. En muchos años no he visto una sola bandera española en los actos, mítines, fiestas de la Rosa del PSE. Solo ikurriñas y banderas rojas. El hecho de que los partidos de la derecha la exhiban sin complejos motiva su denuncia: “Se apropian de la bandera que es de todos”. Algo parecido le pasaba a Benavides, personaje que interpretaba Fernando Vivanco en la película de Colomo ‘Estoy en crisis’. José Sacristán tenía una mujer muy guapa a la que no hacía caso. Al final liga con Benavides, que era amigo de la pareja. Y como le decía este a Sacristán con ejemplar simplicidad: “Chico, ¿qué quieres que te diga? Lo que para unos es trapo, para otros es bandera”.